Envejecer con calidad de vida: esa es la cuestión

0
393

Llegar a viejo es un problema, -dice José-, empiezan los achaques, ya uno no es el mismo de antes, y en ocasiones uno siente que no encaja o que estorba. Tal expresión corresponde a un hombre de 75 años que todavía conserva brillo en la mirada cuando habla de su vida laboral, de las tantas tareas que cumplió y sobre cumplió, de su condición de vanguardia. Esa es parte de su historia.

La otra es la que cuenta,  que no siempre pudo estar presente en momentos importantes de la vida de sus hijos. El deber muchas veces lo ubicó distante de su casa, por lo que en ocasiones se perdió cumpleaños, graduaciones, reuniones de padres pero fue un trabajador ejemplar y eso lo inculcó a sus hijos, todos profesionales y personas de bien.

Pero han pasado los años, ya los hijos no viven en la casa que los vio nacer;  los nietos han crecido bajo su abrigo;  pero los tiempos cambian y ya José tiene más años. Llegar a él es como quien toma un libro en sus manos, anécdotas, consejos, equívocos sobre los que tuvo que reconsiderar sus actos y tomar para siempre la lección, constituyen páginas de las que también se aprende

Han pasado los años y José es esa persona que todos quieren, a la que los vecinos saludan todos los días y hasta dedican unos minutos para conversar un poco,  ahora que la Covid-19 ha dado un respiro.

Sin embargo, del trabajo de José, ese donde sobresalió y fue destacado nunca viene persona alguna, ni el teléfono es usado para comunicarse con este hombre, o mejor dicho este consagrado.  La vida es una escena donde cada quien se presenta de diferentes maneras y actúa a su modo, pero siempre queda una huella.

Borrar los vestigios en el tiempo, no es más que entregar al olvido a aquellos que en su mocedad hicieron la luz. Cuando alguien se jubila no termina. Quien llega a esa etapa de la vida, lleva consigo un manantial de experiencias del cual se puede beber. Es una pena ver como muchas veces en un centro de trabajo están tras aquellos que tienen edad de jubilación casi empujándolos a que se retiren, y lo más triste, cuando lo hacen, cierran el capítulo.

Cuba es un país con una alta tasa de envejecimiento; velar por la calidad de vida de los adultos mayores también implica el seguimiento a aquellos centros laborales donde muchos llegaron siendo muy jóvenes y allí culminaron su etapa activa.

El Dr.Cs. Antonio Aja Díaz, del Centro de Estudios Demográficos de La Universidad de La Habana dijo recientemente: el envejecimiento no se revierte, no se enfrenta; el envejecimiento se atiende.

Y de eso se trata, de atender, de prestar atención, incluir y no de apartar, ni desestimar; envejecer no es un castigo, envejecer es llevar tatuado el tiempo en la memoria y en el corazón.

La historia de José no es única, son unos cuantos los que han vivido algo similar, personas que han hecho historia pero no está escrita, habita en sus recuerdos, en ese pretérito que los supo en la vanguardia y que es solo pasado. Vale la pena, como dice el profesor Calviño, reconsiderar esta realidad, vale la pena no ser indiferentes y mirar desde otro ángulo a quienes ayer fueron parte del colectivo.

La calidad de vida de los adultos mayores también asimila nuevos colores si en ellos se piensa desde la virtud, la sociedad no puede ser ajena a esta situación. Intentemos escribir la historia de José y la de otros, pero de una manera diferente, contemos con ellos.

 

 

Califiquenos

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Nombre