El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra Cuba, hace más de medio siglo, reporta daños desmedidos en el desarrollo de diferentes sectores de la sociedad lajera.
El impacto de esa medida extraterritorial se aprecia, en mayor o menor cuantía, en los disímiles servicios, pero incorporado al empeño de las autoridades por garantizar la atención, convive el aliento responsable de trabajadores que se igualan con el proceso revolucionario y los problemas de sus semejantes.
Gracias a la inspiración de esos trabajadores, y a las iniciativas de los integrantes de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), se enfrentan las consecuencias del cerco económico estadounidense, aunque innegablemente impactan en sectores tan determinantes como la salud y la educación.
Ante tan hostil política Cuba y países hermanos levantan sus voces para exigir el fin de esta política genocida que busca oprimir al pueblo cubano y ocasionar el pesimismo.
El bloqueo general contra Cuba se establece por parte de los Estados Unidos el 7 de febrero de 1962; desde entonces a la fecha presente, la economía y la vida social de la mayor de las Antillas está gravemente afectada y su población paga su costoso precio, pues el bloqueo norteamericano imposibilita que Cuba adquiera en el mercado mundial combustible, alimentos, equipos industriales, de transporte, de consumo familiar y muchos más elementos indispensables para existir.
El pueblo cubano padece las consecuencias del bloqueo de Estados Unidos, una política violatoria de los derechos humanos, condenada en la Asamblea General de Naciones Unidas, pero mantenida por el imperio en su afán de asfixiar a Cuba.