Diciembre corre ligero

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Faltan pocos días a 2023 para convertirse en pasado; 12 intensos meses testigos de aciertos y desaciertos, metas, trabajo, estudio, alegrías y penas, añoranzas y buen humor.

Así San José de las Lajas, una ciudad que aspira convertirse en una auténtica capital y así quienes la habitan, personas altruistas, emprendedoras, obstinadas en esa perspectiva de crecer para bien.

Casi culmina un año que permitió medir fuerzas, voluntad, competencia en cada meta prevista, que deja el saldo de la experiencia, esa que deja ver a toda claridad que mucho queda por hacer en cuanto a disciplina, eficiencia, austeridad y control.

La expectativa está ahí, en el pensamiento, en la mirada al futuro, en la certeza de la crisis mundial que afecta al mundo y de la cual somos parte, la expectativa está en el análisis de cuánto tendremos que hacer para mejorar nuestras vidas y también a la par con esa sociedad superior que añoramos, ser mejores seres humanos.

Estos días, por tradición implican alegría, abundan los afectos, también los augurios a familiares y amigos sobre el año que está por llegar, los abrazos muestran ese apretón que dice de nuestro querer, ese que muchas veces no expresamos durante el transcurso del año y reservamos para finales de diciembre.

Este año se va tatuado en sí mismo con ausencias de los que no podrán compartir la culminación de esta etapa, muchos son los hogares cuyas familias tendrán una o más sillas vacías a la mesa, en la celebración que diciembre implica, pero, habrá que replantearse la felicidad prevista y aliarse una vez más a la tecnología para acortar distancias y multiplicar amor.

Diciembre es diciembre y pesar de esa realidad que nos acompaña, somos especiales en eso de engendrar alegrías; bastará una mirada para que al instante brote la palabra Felicidades, aún a desconocidos, pero esa es la magia de despedir un año, que nos hace amigos, nos permite olvidar penas y entregarnos de llenos a los afectos, a esa manera muy propia de cubanas y cubanos de compartir nuestra felicidad.

Llega a su fin el 2023, con su carga pesada de 12 meses intensamente vividos, con las sumas de cuánto no salió bien y la experiencia de lo que no resultó, para sobre ella labrar un mejor camino en el 2024.

Despediremos un año y no podemos ignorar cuán intenso ha sido, como nos ha golpeado la economía, las carencias, los altos precios, esa inflación que la sentimos en lo que devengamos y en el alma.

Pero, por encima de todo va esa virtud que nos hace incapaces de creernos derrotados, porque nuestra vocación es de deportistas de alto rendimiento, llevamos la sonrisa en el alma, y a flor de labios una carcajada para desestimar la oscuridad que provocan la hipocresía, la ambición, la envidia, males que han de sepultase para que sobre ellos perduren el amor, el respeto, la solidaridad y la amistad.

Así somos, nos queda camino por andar y diciembre corre ligero, aprovechemos estos días que restan y pongamos a pululo el deseo de ser mejores personas y la voluntad de aceptar mayores desafíos y sobre todos de ganar la partida, en ello van la esperanza y la certeza de los que defienden la alegría.

Como escribió uno de mis poetas favoritos, Mario Benedetti

Defender la alegría como una trinchera

defenderla del escándalo y la rutina

de la miseria y los miserables

de las ausencias transitorias

y las definitivas.

 

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