Resulta muy común en estos tiempos ver a niños jugando absortos en computadoras, tablets o celulares durante extensos períodos de tiempo. Algunas personas alaban esa gran capacidad que han demostrado de manejar con intrepidez esos dispositivos a pesar de tan corta edad.
Los padres han encontrado en estos equipos electrónicos el ¨sedante¨ más potente que pudiese existir ante la algarabía y el estrépito propio de los infantes pero, ¿son realmente conscientes de las consecuencias del uso descontrolado de estas tecnologías?
La Organización Mundial de la Salud(OMS) alerta sobre efectos en la salud y el desarrollo de los infantes. Estudios realizados demuestran que uno de cada once menores de entre 8 y 18 años es adicto a las nuevas tecnologías, de modo tal que desarrollan conductas de dependencia.
Los niños interactúan menos entre sí, con su familia y con su medio, por lo tanto es indudable la pérdida de la socialización evidenciada desde que las nuevas tecnologías han surgido en nuestra vida.
La Organización de Mundial de la Salud clasifica a los teléfonos inteligentes como aparatos de riesgo porque emiten radiación. Especial cuidado hay que tener con los niños, que son más sensibles y, por lo tanto, tienen más riesgo de contraer enfermedades como el cáncer.
En este sentido, el organismo indica que las pantallas de los teléfonos móviles afectan los ojos, principalmente la retina, debido a la poca distancia en que se utilizan.
La exposición de los niños a contenidos con elevada agresividad y violencia puede insensibilizarlos ante estos actos; por lo que es importante controlar tanto el tiempo de uso de estos dispositivos como saber qué tipo de aplicaciones y contenidos están utilizando los menores.
La tecnología avanza cada día con pasos gigantescos y con ella se transforma nuestra sociedad, siendo favorecidos con sus beneficios y de igual forma afectados con sus perjuicios, todo está en utilizarla con prudencia y moderación.
Considero que los padres,como principales responsables del cuidado y bienestar de sus hijos deben replantearse cuáles son los límites a establecer en el uso de las tecnologías.
La lectura de un buen libro,los juegos con la familia y amigos son actividades que nunca deberían sustituirse.