Hace apenas tres meses la incertidumbre y el miedo tocaban las puertas de las familias cubanas cuando el 11 de marzo se diagnosticara el primer caso de COVID-19 en Cuba.
Aunque conscientes de la capacidad del gobierno en la isla y de la calidad de nuestro imperfecto, pero digno sistema de salud, el conocimiento de cuán peligroso resultaba para la supervivencia humana el sars cov 2, virus causante de esta enfermedad, sacudió fuerte el estado emocional de nuestros pobladores.
Pese a la toma de medidas en las diferentes etapas de esta pandemia, no sé podía avizorar una posible y temprana recuperación, hecho que hoy es una realidad anunciada por el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz Canel Bermúdez, en el programa televisivo la Mesa Redonda, de este jueves.
Una primera etapa estará estructurada en tres fases, que incluirán el cumplimiento de protocolos de salud. El distanciamiento físico y el uso del nasobuco como medidas necesarias.
Fases que tendrán sus particularidades en cada sector.
La posible fecha para el inicio de la primera etapa se prevé a mediados de la próxima semana o la semana posterior, si no varía la curva de comportamiento de la COVID-19 en la isla, según precisó además el Presidente cubano.
Sin dudas, una excelente noticia que permite constatar la efectividad de las medidas adoptadas en Cuba para controlar el brote de esta enfermedad, causante actualmente de la muerte de miles de personas cada día en el mundo.
Junto a los esfuerzos gubernamentales, esta etapa que conducirá a la nueva normalidad requiere del apoyo popular y será necesario ser disciplinados con el cumplimiento de las medidas que se mantendrán para evitar un rebrote, pronosticado por la Organización Mundial de la Salud para los últimos meses de este año.
Una mayor eficiencia productiva, ahorro y responsabilidad personal y colectiva marcarán el rumbo para la recuperación paulatina del país y el fortalecimiento de la economía cubana.