Cuba es quizás el sustantivo propio más visto en las redes sociales, del que más se habla en todas partes, para bien unos, para mal otros, pero Cuba aparece en titulares, en programas y espacios televisivos fuera de nuestro territorio destinados a saber cómo se vive acá, todo lo que no anda bien.
También en otras partes del mundo se habla de la heroicidad de esta tierra y la de sus hijos, de los avances alcanzados a fuerza de talento y cual gladiadores en esa lucha desigual contra lo que aparenta ser imposible, solo que la perseverancia de los nacidos en la Mayor de las Antillas demuestra lo contrario.
A Cuba se ama, por encima de las angustias que la perturban en ese cerco que lo que no puede es acorralar la voluntad y la esperanza. A Cuba la veo en femenino, cual guerrera altiva, digna, sensual y carismática, que abraza a sus hijos, a los de acá y a todos los que habitan en distintas partes de este planeta.
Cuba me duele y también me angustia, le duele a los que la aman y sienten en sí mismos las rasgaduras de cuánto la lastima, en ella ponemos nuestros sueños y razones para que la unidad fructifique y entre todos logremos esa Cuba mejor que nos merecemos, próspera y feliz.
Mucho tenemos que hacer para lograr ese país mejor que aspiramos, en ello va la disciplina, la responsabilidad, la eficiencia, el control; en ello también el mejoramiento humano siempre imprescindible para forjar , el amor para que se haga la luz en todos nuestros actos y sea más claro el camino por donde transitamos hoy y continuarán las nuevas generaciones.
Cuba mía, se te ama más allá de las carencias, más allá de esa realidad que nos descubre a diario tal vez un poco bravos pero, aptos para aceptar desafíos porque somos definitivamente altruistas y creemos en nuestros sueños.
