Cuba, la isla que llevo dentro

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La isla que llevo dentro acuna mis días felices, aquellos que me descubrieron jugando a las muñecas con Alina, Hildita y María Elena, mis vecinas cercanas; es cierto que alguna vez nos pusimos bravas, pero el reconcilio fue inmediato y, todavía al paso de tantos años seguimos siendo las amigas que fuimos en la infancia

La isla que llevo dentro, abriga a mis maestras y profesores, para mi y mi generación los mejores del mundo; con ellos aprendí a amar las asignaturas que impartían, pero también reforcé valores de cuna, tenerlos frente al aula, hoy lo sé, fue un altísimo honor.

En mi niñez, adolescencia y juventud mis amigos y yo no tuvimos celulares ni computadora, no sabíamos de correo electrónico, pero bastaba estar de vacaciones y salir de casa para escribirnos cartas, aunque volviéramos a vernos en unos días.

La isla que llevo dentro ampara sueños de muchos ayeres convertidos en realidad y otros aun inalcanzables, alberga fiestas con muy poco y sin bebidas alcohólicas aunque no faltaban la crema de vié y el ponche, no existían costosos videos para los 15 y por el contrario, era casi pecado no bailar un vals.

La isla que llevo dentro hoy casi a oscuras me duele, me enoja y desconcierta, me lastima la ganancia de pescadores a río revuelto, la escasez de todo pero “sobre todo” de sensibilidad en algunos que no son pocos.

La isla que llevo dentro la sueño todos los días, la visto de esperanza y la dibujo siempre soberana y vital, con su historia, sus mártires, sus sitios emblemáticos, su música, sus cantantes de ayer y de hoy, sus actores y actrices, las novelas, las aventuras, hasta con aquellos festivales de Varadero, inolvidables.

La isla que llevo dentro, me estremece el pensamiento cada día, me convida como Silvio a creer en el futuro y desde ya a hacer lo mejor; la convocatoria es para todos, de arriba a abajo y viceversa.

La isla que llevo dentro, no puedo dejar de amarla aunque sus barrios cada vez estén más vacios, aunque lleve y llevemos esa mala letra nombrada bloqueo, que no me da chance a ver cómo sería la vida sin él, en fin, aunque existan muchos “aunque” … a Cuba, la isla que llevo dentro no puedo dejar de amarla.

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