Cuando la Revolución triunfante abrazó las conquistas de la libertad y se desató de los yugos imperialistas, entonces Cuba ya no estaba más a la sombra de quienes oprimieron y asesinaron sin piedad alguna a los hijos de esta Patria.
La Caravana de la Libertad se convirtió en la ruta seguida durante más de mil kilómetros del Oriente al Occidente de Cuba por el Ejército Rebelde, después del Triunfo de la Revolución Cubana, a lo largo del trayecto el pueblo de Cuba recibió con júbilo a los victoriosos combatientes de la Sierra Maestra encabezados por Fidel Castro, quién comenzó a partir de entonces a escribir un libro de libertad que es hoy una gran epopeya.
Los barbudos salidos de la leyenda bajaron desde las montañas y en una tropa que llevaba la alegría de la victoria a toda la isla, recorrieron los principales puntos de nuestra geografía para saludar al pueblo que alborozado los recibían.
Cuando Fidel entró en La Habana, el pueblo se volcó a las calles como todos en el país para recibir a esos hombres que protagonizaron los enfrentamientos rebeldes en contra del imperio que todavía nos veía como su patio trasero.
Fue como si un huracán de barbas largas pasara y arrasara con todo lo malo que llenaba de putrefacción los ideales criollos y cubanos. Las guarniciones de hombres al servicio del gobierno norteamericano, reconociendo la valentía, no dudaron en entregar ninguna de las instalaciones enemigas.
Las cadenas tiranas se rompían y el miedo de salir a las calles salía del cuerpo; los uniformes verde olivo traían consigo la tranquilidad ciudadana y sobre todo la igualdad entre las clases, esas tan distantes en la etapa de la neocolonia.
La Caravana de la Libertad, un nombre con un presagio, pues con ella venía la libertad de ignorancia, la de la tierra, la de la vivienda y la de dejar de ser oprimidos por aquellos que solo veían en este país como una fuente de riqueza y no un pueblo. derechos a vivir una vida plena. (BSH)
