La exposición prolongada a un contaminante puede reducir en varios años la esperanza de vida de un ser humano y constituye un factor de riesgo para la salud de las personas en tanto puede llegar a producir enfermedades y otros trastornos.
El aumento de los niveles de contaminación en las ciudades se ha visto reflejado en un incremento en los ingresos hospitalarios y en el registro de más casos de enfermedades cardiovasculares y pulmonares.
Existe una conexión directa entre los cambios ambientales resultados del calentamiento global y las grandes amenazas a la salud. La emisión de dióxido de carbono y otros contaminantes son los causantes de que aproximadamente 7 millones de personas mueran prematuramente en el mundo cada año. Esa cifra es mayor que el número de muertes prematuras por sida y malaria.
Algunos investigadores han relacionado de forma directa a la diabetes con la contaminación. Sus explicaciones se basan en el contacto humano con los productos derivados de los plásticos ente otros factores y en la incidencia negativa de los contaminantes en los mecanismos de regulación y producción de insulina.
Algunas de las enfermedades derivadas de la contaminación atmosférica son las infecciones respiratorias como la neumonía, bronquitis y el asma.
Sin embargo, la contaminación por ruido es una de las causas más señaladas a la hora de diagnosticar enfermedades nerviosas y psicológicas. Esta situación también provoca algunos trastornos a la salud como el insomnio, dolores de cabeza, ataques al corazón y el mal de tinnitus o acúferos.
Millones de personas en el mundo no tienen acceso al agua potable lo que provoca enfermedades mortales. La contaminación y la sequía son caldo de cultivo para organismos portadores de afecciones como la malaria, que convive con severas crisis alimentarias.