Corre el nuevo curso escolar y es preciso, valorar estos primeros días, en los que aún en medio de las dificultades del país, a las que no es ajena el sector educacional, cada escuela abrió sus puertas el primer lunes de septiembre.
La tarea es inmensa para los educadores, que tienen el deber de prepararse de la mejor manera para imprimir a sus clases originalidad y hacer esos espacios atractivos, que incentiven la investigación y sobre todo el interés por el conocimiento.
La escuela tiene esa responsabilidad, pero la familia ha de ir a la par, desde el apoyo al educando hasta el contacto con los maestros, es una batalla que compete a todos.
Más que lemas y objetivos pre diseñados, es preciso la interiorización de por qué es importante estudiar y en ello la motivación es elemental, la búsqueda de estilos novedosos, la formación en valores, para que realmente sean los hombres y mujeres del mañana buenas personas y competentes.
La parquedad en muchos adolescentes no es un secreto, el desconocimiento de sus raíces, de la historia de su localidad, de la cultura, lejos de asombrar ha de activar esa alarma que permita enrumbar el empeño de la más óptima formación.
Aun es casi rutinario el corte y pega en los trabajos que se orientan, y más, la tarea que asumen los familiares, cuando en realidad no les corresponde hacerlo, solo apoyar, acompañar, solo eso.
Corre el nuevo curso escolar y es menester que se sacuda de todo lo que reste calidad; es preciso unir fuerzas, voluntades y mucho amor para que la luz del saber sea eso, que llegue a educadores y educandos, auténticos protagonistas de este tiempo complejo, en el que siempre ganará el conocimiento.