Acercamiento a la literatura infantil

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Ahora que se nos aproxima la “Feria Internacional del Libro Cuba 2015”, les propongo un detenimiento en la noción de literatura infantil y juvenil, que no es más que la literatura escrita y dirigida a lectores no adultos, niños de cualquier edad y adolescentes.

Como su mismo nombre indica, se subdivide en literatura infantil y literatura juvenil. Aunque este último concepto de literatura juvenil se utiliza y analiza con menor frecuencia.

Se incluyen en esta disparidad (por ejemplo “Los viajes de Gulliver”, “La isla del tesoro” o “Platero y yo”), lo cual quiere decir que bien pueden ser obras  dirigidas indirectamente con gran aceptación a un destinatario mayor.

La literatura para infantes ha pasado de ser una gran desconocida en el mundo editorial a acaparar la atención del mundo del libro, donde es enorme su producción, el aumento del número de premios literarios y el volumen de beneficios que genera.

Esto se debe en gran parte al asentamiento de la concepción de la infancia como una etapa del desarrollo humano propia y específica, es decir, la idea de que los niños no son, ni adultos en pequeños, ni adultos con minusvalía, se ha hecho extensiva en la mayoría de las sociedades, por lo que la necesidad de desarrollar una literatura dirigida y legible hacia y por dicho público se hace cada vez mayor.

La concepción de infancia o niñez, no emerge en las sociedades hasta la llegada de la Edad Moderna. En la Edad Media no existía una noción de la infancia como periodo diferenciado y necesitado de obras específicas, por lo que no existe tampoco, propiamente, una literatura infantil. Eso no significa que los menores no tuvieran experiencia literaria, sino que esta no se definía en términos diferenciados de la experiencia adulta.

Dado el acaparamiento del saber y la cultura por parte del clero y otras jerarquías, las escasas obras que leyera el pueblo en épocas distantes pretendían inculcar valores e impartir dogma, por lo que la figura del libro como vehículo didáctico está presente durante toda el Medioevo y parte del Renacimiento.

Se podrían incluir en estas obras algunas de corte clásico, como las fábulas de Esopo en las que los personajes principales pasaban a ser animales  personificados,  recurso  dramatúrgico  de  gran prioridad dentro del género de creaciones artísticas, retomando el concepto de literatura infantil,  que también los pequeños lectores esperan con extrema avidez en esta gran festividad del conocimiento que se aproxima 

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