Han transcurrido 27 años de aquel suceso que ocupó titulares en todo el mundo. Era el 5 de agosto de 1994 y la capital cubana, escenario de una manifestación, reconocida como “El Maleconazo”.
Aquel 5 de agosto, unos cuantos llegaron hasta El Malecón, Radio Martí, había anunciado que cientos de lanchas saldrían a buscar a quienes allí estuvieran… siempre la seducción.
Los disturbios y hechos vandálicos de ese día no se olvidan. Cuba vivía una etapa asfixiante, tal vez la más fuerte del período especial. Carencias de alimentos y medicinas, falta de combustible, transporte casi paralizado y apagones constantes tintaban el desespero.
Ese día ante los manifestantes, también acudieron jóvenes y pobladores de municipios cercanos al malecón a defender al país, pero lo que constituyó también un hecho que no se olvida fue la presencia inmediata de Fidel.
Abriga la historia que indicó a su escolta que no debía haber un solo tiro y que si había un muerto tenía que ser él. Cuentan, que al instante de bajar del jeep y entrar en la primera calle repleta de multitud, empezaron a exclamar su nombre.
Han transcurrido 27 años de aquel suceso en que la patria contempló absorta lo que sucedía. Llego este día otra vez al más universal de los cubanos, José Martí: “La patria es sagrada, y los que la aman, sin interés ni cansancio, le deben toda la vida.”