San José de las Lajas, dicho por sus naturales, fue un pueblo limpio, característica que lo distinguía y denotaba la higiene de este sitio de la geografía mayabequense.
De muchos se escucha decir: “antes no había tanta basura por las calles, todo estaba limpio”, aspecto que también alude a la responsabilidad de sus moradores, porque cada quien es vital en la consecución de un objetivo, en este caso, el de mantener la limpieza.
La falta de higiene atenta contra la salud y la belleza del lugar, hoy lamentablemente la imagen deja mucho que desear, golpea a la vista y se inscribe en esas desagradables rutinas que dañan esta ciudad capital.
La crisis económica que afecta el país, el bloqueo, todo ello es conocido e incide en esta realidad nuestra pero, este problema, porque lo es, debe tener un freno porque una sentencia nos asecha a diario: higiene es salud y ausencia de higiene es enfermedad.
A estas imágenes que hoy pueblan el municipio lajero, se suman otras que muestran a los “buzos”, así se le dice a esas personas que andan casi metidos en basureros, entre sacando cosas, en medio de la podredumbre, porque la basura está ahí uno y más días.
En esta historia también cuenta la indisciplina de aquellos que vierten desechos fuera de los depósitos establecidos, o sencillamente en la calle dejan caer en la acera cualquier cosa que desestimen.
En esta historia también cuentan el salario de los trabajadores de servicios comunales, los implementos que necesitan para su mejor desempeño y para que se mantenga la estabilidad de esa fuerza
Preservar la limpieza, cuidar el lugar donde se vive o trabaja es elemental, también enseñar desde los primeros años de vida a ser responsables con el entorno, a cumplir las normas, y a prevenir, porque contribuir a (mantener) la higiene siempre favorecerá el bienestar propio y colectivo.
Higiene es salud, no es slogan, ni frase de turno, es la máxima que ha de defenderse a diario, por la que se ha de trabajar con esmero y a conciencia de su importancia; la vista no tiene que acostumbrarse a ver basureros desbordados y conformarse con esa deprimente estampa.
He ahí también el peso de la cultura del detalle, he ahí una razón por la que hay que buscar alternativas, soluciones a un problema que no puede restar lucidez a este sitio que dejó en el pasado una bella imagen.
Lo que un día fue y hoy no es, debe dejar de ser una sentencia; es hora de que San José de las Lajas sea una ciudad hermosa, limpia y saludable.