¿Por qué lloro a Fidel?

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“La muerte del Comandante nos tomó a todos por sorpresa”: me comenta Juan Carlos Cañizares, especialista en Medicina General Integral y en Imagenología, del Hospital General Docente Leopoldito Martínez de San José de las Lajas. “Todavía no metabolizamos la noticia, porque es imposible que alguien tan grande pueda morir”, agrega mientras accede a dar su opinión para los medios sobre este momento de dolor inconsolable que vivimos hoy los cubanos. 

Este galeno con poco o más de dos metros de estatura a impresión mía, lo conozco bien, hemos trabajado juntos, sé de su timidez ante la prensa, por eso me sorprende un tanto su soltura y que no ponga objeción en brindar sus declaraciones como tantas otras veces en que le tocó hablar del trabajo que realiza y en las que tembló su voz por el mero pudor de hablar de sí mismo. 

 Me pide le tome una foto al lado de alguna de las imágenes de Fidel que hoy están presentes en todas partes y luego comienza a contarme sus impresiones: “Fidel es el padre de todos los cubanos, es un faro, un guía para los amigos y los enemigos que en incontables ocasiones se vieron obligados a bajar la cabeza. El Comandante está ahora en el cielo junto a Maceo, Martí Chaves y el Che. Ahora los que se alegran de su muerte, los enemigos de Cuba, que creen que en su ausencia definitiva sentirán la fuerza de una energía multiplicada con su paso a otra dimensión, espíritu  que regirá la conducta de hombres dignos de  esta isla  y de  muchas partes del mundo”. 

Me cuenta además:” procedo de una familia que le debe todo a Fidel, negra, semi esclava y analfabeta. Yo soy negro y me pude hacer médico, especialista, e ir a ofrecer mi saber a Venezuela y Honduras donde cumplí misión internacionalista, con eso se le reafirmo, a Fidel este cubano le debe todo”. En esta oportunidad ni la timidez, ni el miedo escénico interrumpió las declaraciones del joven galeno, la emoción bloqueo sus arterias y la voz se volvió un hilo, frágil. 

Este hombre enorme al que tantas veces he visto jaranear y  sonreír se desplomó como un niño  que   llora sin consuelo, quedó claro para mí el compromiso de este galeno  con el Comandante es eterno y las razones sobradas por las que un hombre con altura de gigante, llora a otro gigante: Fidel

 

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