Al llegar los meses de verano todos añoramos sitios de esparcimiento para vacacionar junto a la familia; playas, instalaciones campistas, parques de recreación y otros.
Sin embargo olvidamos que también la naturaleza ofrece escenarios espontáneos donde hay lugar para la diversión con extrema garantía de salud, sobre todo ante la compleja situación epidemiológica con la Covid 19.
Para pasarla bien podemos recurrir al entorno natural más cercano. Los jardines de casa, balcones y patios son sitios terapéuticos y entretenidos para sembrar plantas ornamentales en canteros y tiestos, con el objetivo de alejar el estrés del aislamiento social y tener una vida más agradable.
En este tipo de actividad podríamos involucrar a toda la familia, incluso a los más pequeños de casa para fomentar en ellos la importancia del cuidado del medio ambiente
Existen igual otras opciones como enseñar a los infantes a pintar, sugerirles un libro y hasta confeccionar títeres con un mínimo de recursos; no olvidamos los que peinamos canas la felicidad que nos proporcionó Pelucón del Monte, un guiñol animado por la extraordinaria Consuelo Vidal.
Decorar el cuarto o sencillamente el lugar donde duermen los pequeñines en el hogar, podría convertirse en toda una aventura. Se pudiera matizar con afiches confeccionados a partir del abecedario, las tablas de multiplicar y figuras geométricas para ayudar con el desarrollo cognoscitivo, luego de tantos meses alejados de las aulas.
El costurero de la abuelita sería otra fuente de creación mágica para reutilizar retazos de ropas, hilos coser, pedacitos nailon y otros enseres. Serían útiles para la elaboración de cojines con rostros de animales, payasos, margaritas y muchas más imágenes de preferencia.
Cuando aparezcan las primeras manifestaciones de regocijo por parte de esos duendecillos que andan siempre merodeando en casa, comprobaremos entonces lo mucho que vale la pena esforzarnos para crear un oasis de tranquilidad y bienestar, alejado de la pandemia.
