Así como las flores agradecen al rocío transmitiendo vigor a sus pétalos y exaltando el color, María Cristina Soto Sordo, directora de la escuela mixta Henrique Hart de San José de las Lajas, situada en la capital de la provincia Mayabeque, emana generosidades y esperanza a través de una sonrisa reluciente que ofrece cada día a niños y adolescentes que acuden a ese centro estudiantil.
Ya suman más de seis las décadas que esta excepcional lajera dedica a la docencia aún después de la jubilación… y a pesar del tiempo mantiene invulnerable sus saberes y esa manera sabia y trayente de emprender entusiasmo y tenacidad al claustro de profesores que dirige.
Son varios los escenarios en los que la educadora se fragua protagonista, donando su sangre a los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), aclamando por la igualdad de géneros desde la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), airosa y sensible en círculo de abuelos al cual pertenece, retribuyendo alegría a las bondades que el país reserva para los ancianos .
Madre y abuela guarda de su regazo para expandir en el hogar aunque los cuadernos y las libretas permanezcan constantemente sobre la mesa, mientras que el olor de su guisado muchas veces cosido con premura confirma su talento femenino al frente de una familia que tutela con ternura y rectitud
Cristina no estrecha lazos con el cansancio ni la nostalgia, su pacto es con el ahínco y el deber, con los vecinos que la veneran, los pedagogos y discípulos, con el presente y el futuro de la Patria que avizora en ella una mariana de estos tiempos.