Un guajiro diferente

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El campesinado cubano ha cambiado mucho y no me refiero a su apariencia sino al hecho mismo de pasar de un extremo a otro. De analfabeto que se dedicaba solo al trabajo en el campo a obrero conocedor de la importancia de su labor y el camino para hacer que la tierra rinda sus mejores frutos.

No me sorprende entonces su presencia en las aulas, en talleres, en los fórum de innovadores y racionalizadores, en los festivales de tradiciones u ocupando cargos dentro de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, (ANAP).

Atrás quedaron lostiempos en el que los cultivadores eran de una clase marginada, expuestos a ser desalojado de sus tierras e ignorante de sus derechos.

A la zaga permanecen también las horas en que las mujeres del campo recibían menor remuneración por igual trabajovíctimas de la discriminación de género y sin la más mínima posibilidad de superación.

Hoy, sea hombre o mujer están al tanto de los adelantos científicos técnicos y los aplican, saben del pequeño insecto capaz de eliminar las plagas en sus cosechas, conoce de plantas repelentes y medicinales, de las características del suelo en que labora, de las mejores variedades de cada especie, de semillas certificadas y de biofertilizantes biológicos que convierten sus producciones en alimentos saludables.

En esta época  el que siembra lleva  también en el rostro el color  bronceado resultado de intensas jornadas bajo el sol, matizado ahora con los tonos que imprimen el saber en la campiña, dueño de su presente, heredero de su destino y orgullosamente agricultor, cualidades todas que lo convierten en guajiro diferente.

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