Tu inolvidable presencia (+Video)

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Hace dos años que Fidel no está, pero su ausencia es extraña. Y es que no es tal ausencia, porque vive de diferentes maneras. Está en el compromiso, en la actitud, en la pasión y la voluntad de los que no desisten y aceptan los mayores desafíos de este tiempo. Hace dos años que Fidel no está físicamente, es solo eso.

Noviembre se torna un mes de marcados acontecimientos. Se viste de historia, de hechos que enlutaron a Cuba y dejaron una huella en la humanidad. El fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina en 1871. El levantamiento de Santiago de Cuba en 1956 y 60 años después la ausencia de Fidel, porque hasta resulta extraño hablar de muerte.

Fidel, más allá del estadista, fue un símbolo que desde tiempo temprano ganó no solo la simpatía sino el reconocimiento y admiración de millones de seres humanos en el mundo. También ganó el odio visceral de otros, que no perdonaron al joven rebelde su propósito de cambiar el destino de Cuba.

Fue titular donde quiera que apareció. Tildado de clarividentepor la mirada segura del provenir, dueño de epítetos como “el 1” o “el caballo” .De alguna manera, también extraña, se hizo reconocible en cualquier sitio con tan solo mencionar su nombre. Se puede hablar de Donald, de José, de Manuel y estos pueden ser disímiles personas, pero cuando se dice Fidel, enseguida, al instante se sabe que se habla de Cuba.

La muerte estuvo al acecho tantísimas veces como sus enemigos preñaron su desaparición. De todas las maneras posibles apostaron algunos para arrebatarle la vida como mismo pronosticaron el fin de la Revolución. Tal vez eso es lo que nunca le perdonaron, ni perdonarán que no muriera cuando otros quisieron, sino cuando por divina gracia, también hiciera su retirada en un mes de tanta historia.

Hace dos años que Fidel no está, pero su ausencia es extraña. El homenaje en estos casos siempre suele tener algo de tristeza, más yo no lo veo así. Cabalgar con Fidel en este tiempo implica ímpetu, arrojo, altruismo, melodía en el alma, frescura en las ideas, buen humor, sonrisa. Y digo esto, porque la estocada perfecta ante el mayor desafío que nos asiste está en no perder la ternura, en apropiarnos de la cordura, en no desistir ante los sueños, en mantener el decoro tatuado en el pensamiento y la acción, en la capacidad de reírnos de lo desagradable, como lo hizo Carlos Puebla con la OEA.

Es extraño, ya les decía, hace dos años que Fidel no está físicamente, pero habita en los que aprendieron a saberle eterno.

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