El huracán Ida se fue y estamos de vuelta a nuestra realidad: la Covid19, esa pesadilla que hoy vemos como ring de pela, en el cual enfrentamos en combate desigual al enemigo más letal, escurridizo y despiadado.
Hay susto sí, pero también imprudencias. Abundan temores y aunque es difícil recomendar calma, paciencia, nuestra realidad da cuentas de las carencias que sofocan, de la falta de fluido eléctrico en ocasiones y del bregar de los que sin escrúpulo alguno, venden lo que se necesita y no hay en el mercado de todos. Entonces lo peor, disponen de precios tan despiadados como la Covid.
Estar en casa resulta la medida idónea para contrarrestar el asecho de “eso que anda”, como dice esa canción mítica de Los Van Van. Estar fuera de casa es realmente un peligro, es elemental cumplir el distanciamiento físico, usar correctamente el nasobuco, mantener el lavado y desinfección de las manos; es preciso ser tan disciplinado como nunca se ha sido.
Ida no se ensañó contra esta porción de occidente, San José de las Lajas, piedad de la naturaleza que también ha sido maltratada tantísimas veces por aquellos que desestiman el cuidado del medio ambiente, que empañan su equilibrio con la suciedad e irreverencia.
Ante el pronóstico del Instituto de Meteorología sobre cualquier eventualidad que presente peligro para Cuba inicia en todo el territorio nacional la puesta en práctica de medidas para contrarrestar efectos y daños. Lo vivido cuando el ciclón Flora, sentó todo un sistema de trabajo con la perspectiva de proteger a las personas y los bienes, de precaver y evitar afectaciones.
Ahora, volvemos a la realidad que por más de dos años nos golpea. Enfrentamos una pandemia, algo nunca vivido y, aunque cada día muestra cuán agresiva es, corresponde ser sumamente estrictos en los centros laborales para que ese enemigo silencioso e invisible no llegue y cause males mayores.
Cumplir todas las orientaciones emitidas por Salud Pública, mantener la disciplina y la responsabilidad desde la conciencia misma que visibilice el peligro de contagiarse y contagiar a otros resultan prioridades para todos.
El huracán Ida se fue pero, continúa el enfrentamiento a la Covid-19
