Pocos conocen por su nombre al lajero Miguel Enrique Pedroso Bocalandro, un avezado fisioterapeuta de mediana estatura, ojos color café y figura corpulenta tanto como su humildad, carisma y afanes de bien.
Desde los 19 años de edad el escenario donde ha sido protagonista es la Sala de rehabilitación perteneciente al policlínico Rafael Felo Echezarreta de la capital mayabequense, una institución de salud que lo acogió al graduarse de Licenciado en Terapia Física y Rehabilitación.
A ese ser humano de inagotable conocimiento, prodigiosas manos, compromiso absoluto con sus pacientes y excelente trato muchos con cariño le llaman por el seudónimo de Kiki.
Un perseverante luchador de 53 años de edad que en cada paso deja atrás sus incontables dolencias para apaciguar las ajenas. Un soñador que reactiva fuerzas al recuperar a los pacientes gracias a sus masajes, sus tratamientos de medicina natural y tradicional, sus sesiones de acupuntura y sus servicios de electroterapia.
A Kiki todos lo quieren. Se le aprecia por sus efectivas consultas, por lograr apartar el pensamiento del dolor, por sus sabias frases, su facilidad de palabras para hacer reír y su optimismo ante la vida.
Se le extraña cuando falta y se le agradece cuando está. Su satisfacción es mejorar el estado de salud de sus pacientes y su mayor tesoro son esos amigos que iluminan su andar.
El pueblo de San José de las Lajas le agradece su existencia y tanta entrega. Esa donde sanar es un arte que pocos logran porque toma tiempo, conlleva paciencia y mucho amor.