San José de las Lajas: 235 años creciendo juntos

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Suele ser la apertura de la iglesia, el punto de partida en la historia de un pueblo. El 16 de mayo de 1788 fue inaugurado el templo cristiano que evoca al carpintero padre de Jesús en la antigua Sabana de Caballos, entre La Habana y Güines. Nacía entonces, por lo menos oficialmente, San José de las Lajas, la capital de la provincia más joven de Cuba: Mayabeque.

De aquel suceso, en el umbral de un siglo de lumbre y epopeya, se cumplen ahora 235 años. ¿Por qué decimos oficialmente? Pues porque deberá considerarse también la voluntad fundacional de un grupo de vecinos en cualquier comarca. Y desde muy antes del 16 de mayo de 1788, había gente congregada en este punto del mapa.

De 1778, es decir, diez años antes de la fundación formal de San José de las Lajas, data una ermita en el lugar. ¿Sería ciertamente un templo minúsculo, totalmente apartado de los lugareños? ¿Estaba junto a los vecinos, o solamente oficiaba para la gente de tránsito hacia o desde La Habana?

La historiografía establece que como no existe hasta ahora un documento que acredite cualquier página anterior al 16 de mayo de 1788, será esta fecha y no otra la del hito primero del territorio, aunque se tengan noticias bastante concretas de habitantes propiamente, y no gente de paso. Resulta válida la selección de la fecha, pero eso no debiera circunscribir la historia únicamente a partir de aquel día, ni convertir estos 235 años transcurridos en una camisa de fuerza.

Por lo visto, esta área geográfica cuenta con páginas anteriores, que de algún modo concurrirán en su fundación y en su ulterior desarrollo. Incluso como componentes identitarios. ¿Un ejemplo? Desde antes fue territorio de crianza de ganado, tradición mantenida a pesar de la depresión vacuna. La talabartería define una línea importante de la artesanía lajera. El estadio Nelson Fernández, fue el cuartel general del inolvidable equipo de La Habana, Los Vaqueros campeones de la XLIX Serie Nacional de Béisbol.

A raíz de la más reciente actualización de la división político-administrativa del país, San José de las Lajas adquirió una altísima responsabilidad, mucho más que un reconocimiento. Deberá en lo adelante articular un programa multidisciplinario por la identidad del lugar, y consiguientemente de la joven provincia.

No deja de sonar la hora de los proyectos de la UNEAC y de la Asociación Hermanos Saíz, de los arquitectos no suficientemente consultados para, según el caso, preservarle o renovarle el rostro al pueblo. Por los caminos del patrimonio, el tangible y el intangible, pasa la suerte y el buen destino de la ciudad levantada en lo que fue la Sabana de Caballos. Estos 235 años se celebran en la evocación mambisa al coronel Juan Delgado, en la prioridad humana de congregarse, de estar creciendo juntos.

 

 

 

 

 

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