Respuestas a los aparentemente ingenios

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Estas reflexiones de un cubano parten de la visión de su filosofía clasista, motivado en responder los criterios emitidos por un “filosofo nacido en Cuba”, que supone después de largos, pero muy largos años” de vivir fuera de Cuba sin sentir la realidad concreta, auto atribuirse el derecho de llamar ingenuos, reduccionistas y hasta “cajas de resonancia” –me imagino-, por servir de eco a lo que él denomina “un lenguaje de guerra y no de entendimiento y concordia ciudadana” del Presidente del país.
“Señor”, ¿pena de qué? Cuando eras el compañero en Cuba, apoyabas a la Revolución martiana y fidelista, no por los dogmas de los libros y panfletos pseudo-marxistas que tanto aprendistes y reproducías en las aulas, sino porque asumías la filosofía de la Revolución como obra en evolución y creación viva, que desde la esencia legada por Marx, Engels y Lenin, y otros como Gramsci o incluso el tan criticado Trotsky, se nutrió sus raíces de Martí, de Mella, del Che, de Fidel, y de su rica historia repleta de pensadores universales entre más cubanos fueron, desde Varela, José de la Luz, Varona, Guillén, Hart, hasta Retamar, por solo mencionar algunos de los que por miles, pensaron desde la cultura a una Cuba independiente, soberana y libre de todo tutelaje.
Entonces “señor”, ¿pena de qué? ¿De qué el gobierno revolucionario haya enfrentado una guerra mediática y recrudecida por el bloqueo 243 veces más genocida, se quedara con los brazos cruzados cuando las turbas de delincuentes y la gusanería en las redes desde Miami logró sacar a la calle a ciudadanos indignados por los problemas reales que pasan en el país, sin conocer la realidad de los cortes de electricidad por roturas de las plantas y utilizando de manera traicionera y oportunista la grave situación del pico pandémico para exacerbar los ánimos y mediante el engaño, culpar de sus penurias al gobierno y con esa acción crear una situación de disturbios para al final lograr su objetivo principal ya concertado con la CIA y el gobierno de EEUU, tener el pretexto ideal para invadir a Cuba?
¿Desde cuándo el “señor ” no analiza las “circunstancias”, que como todo buen filósofo, debió hacer antes de “asombrarse” por lo que falsamente acuña sin prueba o argumento alguno, de llamado a la guerra y a la lucha? Decenas de bandidos infiltrados entre los protestantes, saqueando y destruyendo establecimientos, atacando con piedras y palos a la policía, incluso hubo hasta machetes y cuchillas que causaron heridas a hombres y mujeres; pero lo que si me asombra es que esa parte de la realidad el “señor” de manera “racional” la obvia y sólo aprecia el “reino irracional” del que es atacado y de como ese gobierno actuó con la única arma capaz de parar cualquier desorden en Cuba, el pueblo.
¿Desconoce el “señor”, que el llamado del 1er secretario del PCC y Presidente cubano, fue salir a defender las calles e impedir que las turbas siguieran destruyendo? ¿De dónde sacó el “señor”, que se hizo un llamado a la guerra?
Si él reconociera al menos en mensajes posteriores en Facebook, que se dejó llevar de manera irresponsable por las mentiras y falsas noticias trasmitidas por la gusanera de Miami y los delincuentes pagados desde Cuba, al saberse derrotados por el pueblo revolucionario en las calles y sin tirar un solo tiro, entonces podría entender su desconcierto inicial, pero no, éste sigue inmutable en su filosofía del más allá.
Claro y es una verdad incontestable, de que el primero en reconocer la presencia entre los protestantes de gente revolucionaria indignada por la falta de información fue Díaz-Canel que en su alocución, en aquella jornada, dejó claro que mucha gente del pueblo fue compulsada a salir a las calles para expresar sus justos reclamos, no obstante, cuando se percataron de la manipulación de que fueron objeto enseguida le viraron la tortilla a los provocadores y éstos tuvieron que salir huyendo como ratas. Pero esa parte no la vivió el “señor”, sencillamente porque no vive en Cuba y hace rato, no huele a Cuba.
“Señor”, ¿dónde estabas cuando esos que tú llamas cubanos, atacaron por Bahía de Cochinos y mataron a campesinos y sus familias con bombas de Napal; dónde estabas cuando quemaron “El Encanto”; dónde estabas cuando mataron a Manuel Ascunce y otros brigadista por el crimen revolucionario de enseñar a leer y a escribir; dónde estabas cuando quemaron el círculo en Mariano con niños de meses adentro; dónde estabas cuando regaron el dengue hemorrágico y mataron a 101 niños, que los propios mercenarios después contaron con total descaro y cinismo en Miami; dónde estabas cuando pusieron la bomba al avión de cubana y mataron a 73 pasajeros cerca de Barbados; dónde estabas cuando pusieron bombas en los hoteles y mataron a un italiano e hirieron a decenas de cubanos? ¿Sigo?
Los cubanos que vivimos en Cuba dialogamos con los emigrados que piensen como piensen, primero respetan a su patria, a su familia y al gobierno de Cuba. A los que ayudan a sus familiares desde el exterior y desean tener una convivencia pacífica con su patria, esos cubanos siempre tendrán las puertas abiertas, tal como lo expresara Martí “con todos y para el bien de todos”.
“Señor”, en ese “todos” martiano, no entrarán jamás los mercenarios y los asesinos, con ellos no hay tregua alguna. Con los terroristas, los violentos, los que incitan al odio en las redes, los que llaman a disturbios, a matar comunistas y policías en las calles y a sus familias, a los que incitan a quemar establecimientos públicos, sí “señor”, con esos fascistas no hay concordia alguna.
Los martianos y fidelista cubanos sabemos desde la práctica revolucionaria que la patria jamás es altar sino ara, y parece que el “señor”, desgraciadamente, se le perdió la brújula hace rato; por tanto le sugiero se compre (en esos lares donde disfruta la apacible vida sin bloqueo) un brújula para que encuentre el norte y no se pierda en la problemática existencial en que se encuentra.

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