Un día es un día, puede inscribirse con un significado especial, puede signar celebración, bastará asumirlo para que recurra siempre a la memoria pero, cuando ese día está relacionado con la niñez, las razones anudan un compromiso sublime: hacer hasta lo imposible porque prevalezcan sus sonrisas y su bienestar.
La Asamblea General de las Naciones Unidas instituyó el 1 de junio como Día Internacional de la Infancia, consagrado a la fraternidad y a la comprensión entre los niños y las niñas del mundo entero.
En Cuba desde 1963 se celebra esa efeméride y la mayor inspiración es procurar que siempre habite la alegría, que crezcan niños y niñas en un ambiente sano, protegidos legalmente, con el amparo del estado que vela por su desarrollo y porque sea la infancia una etapa feliz.
Ante esa maravillosa etapa de nuestras vidas me quedo siempre a merced de la magia que solo los reparadores de sueños, esos locos bajitos, pueden propiciar para que recordemos al niño o niña que llevamos dentro, esa huella que afianza la sensibilidad y ternura que ha de arroparnos siempre.
Me resisto aceptar que aún habite la guerra, que la hambruna y la insalubridad aplaste los anhelos infantiles, que no exista espacio para que la inocencia sonría, para que el futuro sea ese juego donde se sueña a ser adulto y donde unas y otros se visualizan como maestros, médicos, pilotos o artistas.
Me resisto a aceptar que el mundo aún no sea mejor sabiendo que es posible, que muchas metas sean solo eso, metas, todavía inalcanzables, cuando niñas y niños de todo el mundo merecen la paz para su normal desarrollo y la protección a sus vidas para que mañana, ese fututo que casi llega cuente con mejores mujeres y hombres.
Sea ese 1 de junio, un día para reflexionar en cuánto podemos hacer por la felicidad de quienes son la esperanza del mundo, meditemos en las razones que nos asisten para que la alegría tatúe siempre esta etapa de la vida.
Con la certeza de que solo el amor engendra la maravilla, aplaudo entonces este primer día de junio y abogo porque todos los días del año sirvan de inspiración para hacer más por la felicidad y bienestar de niños y niñas.
