Próximos al fin de año y tras el paso de eventos hidrometeorológicos por territorio nacional, los campesinos de San José de las Lajas asumen la tarea de cultivar productos de ciclo corto, con fines agroindustriales extensivos y comerciales que favorezcan la economía del país y proporcionen alimento al pueblo en el menor tiempo posible.
Según los versados y la experiencia de los hombres y mujeres de campo, la actividad eminentemente agrícola incluye labranzas cuyo ciclo de vida desde el momento que nacen hasta el momento que concluye su gestación, puede transcurrir durante mes y medio-dos meses aproximadamente sin dificultad alguna.
En este tipo de cultivos se trabaja por lotes con parcelas de gran cantidad de hectáreas, los sistemas tecnológicos permiten de manera más eficaz conocer los requerimientos de estos terrenos, y así saber si presenta variación en las textura y uniformidad de los suelos, humedad y presencia de plagas, con el objetivo de garantizar la cosecha.
Entre estas variedades están la zanahoria, calabaza, pepino, cebollino, lechuga, soja, girasol, ajonjolí, nabo y guisantes entre muchos otros, todos sujetos a esquemas de sus marcos de plantación, situando las semillas en función de sus necesidades lumínicas, del tamaño de las plantas que tendrán al lado, delante y detrás, sin obviar la rotación de cultivos en aquellas verduras que se benefician de estar unas junto a otras.
Los hortelanos recurren tanto a la siembra directa que es aquella donde la semilla se sitúa concisamente sobre el emplazamiento definitivo, como a la siembra indirecta, en la que las semillas no se siembran en la ubicación final; ambos procedimientos considerados de extrema efectividad en los resultados productivos.