Mis razones

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Me gusta la tierra en que nací, me gusta mi país, adoro a Cuba. Y aunque pudiera parecer cursia diario descubro razones que me hacen corroborar que pertenezco a esta isla, que fuera de ella no sería igual.

Y tal vez habrá quienes duden y quizás quienes comprendan, porque a fuerza de vivencias desde el amanecer aromatizado por ese néctar que no tomo pero me fascina percibir, hasta el ajetreo de los que emprenden su jornada de labor, el comienzo del día escuchando radio Reloj a la par que mi vecina que mide su tiempo al ritmo de las noticias, forman parte de esa cotidianidad casi imprescindible.

La familiaridad natural en esta tierra de son y Siguaraya, caña, tabaco y café no se consigue en otros sitios; acá cualquiera socorre, hasta el más desconocido es capaz de propiciarte una Dipirona para el dolor de cabeza o recomendarte un remedio casero para el mal que te acongoja.

Los vecinos se conocen y muchos llegan a ser como de la familia, las personas se mudan y retornan al lugar donde vivieron solo para saludar a los que dejaron atrás y casi se arma una fiesta; pero cuando en la vecindad ocurre un problema, alguien enferma, la mayoría no duda en brindar apoyo.

A mí me gusta la tierra en que nací, aun cuando las carencias en ocasiones me abruman, aun cuando me descubro con metas incumplidas, me gusta esta tierra donde me salvaron la vida cuando apenas empezaba a vivir y mis padres no tuvieron que pagar un centavo por una operación del corazón, ni por estadía en un hospital, ni por medicamentos o pruebas.

No puedo dar la espada a esa realidad común desde la Punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio; no me ata, solo me enorgullece. Soy de las personas que cree en la felicidad, digo que existe, y la siento precisamente con cada amanecer donde respiro paz, donde sé que mi Historia, la de todos, la construimos a diario, solo que muchas veces no nos damos cuenta.

A mí me gusta mi país, y quizás algún día pueda visitar otras tierras, pero sé que me harán mucha falta mis cotidianidades, la naturaleza misma de esta hermosa isla, el calor humano, la risa, el buen humor, la alegría de niños y niñas, hasta las colas que tanto me molestan.

Tengo amigos en diversas partes del mundo, y por encima de cuan bien estén, de que sus empleos sean muy bien remunerados, añoran la tierra que los vio nacer, no han encontrado amigos como los que dejaron atrás y aún desconocen a sus vecinos.

Aunque parezca cursi, yo soy como soy, y como dice el trovador, amo esta isla y también estoy consciente que no vivo en una sociedad perfecta, pero perfectible puede ser. Son esas algunas razones, mis razones por las que yo me quedo con todas estas cosas, y vuelvo al trovador, pequeñas, silenciosas, con esas yo me quedooooooo.

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