Máximo Gómez, eterno mambí e internacionalista

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El internacionalismo se verificó en nuestro país desde que el sueño de la libertad se asomaba en los cubanos. Más de un ejemplo certifica la presencia de luchadores en las guerras independentistas, entre ellos, el generalísimo Máximo Gómez.

Este genio militar nació  en el poblado de Baní, República Dominicana, el 18 de noviembre de 1836. Su interés por la liberación de la isla del colonialismo español lo hicieron declararse ciudadano cubano, condición que honró siempre.

Desde el 14 de octubre de 1868, Gómez  se incorporó al ejercito mambí, allí dirigió la primera carga al machete. Desde su incorporación a la gesta revolucionaria mostró conocimientos militares por lo que fue ascendido a  Mayor General por el Presidente Céspedes y asumió el mando de la División de Cuba en Oriente.

Asimismo encabezó la invasión a Las Villas para extender la guerra al centro y el occidente de la isla y fue Jefe del Ejército de Puerto Príncipe donde tomó las ciudades de Nuevitas y Santa Cruz del Sur.

Máximo Gómez demostró siempre disposición, estrategia militar y  conocimiento, por ello ganó las importantes batallas de La Sacra y  Palo Seco,  los combates de Naranjo y Mojacasabe y la famosa Batalla de Las Guásimas, la más grande de la Guerra de los Diez Años.

El amor infinito por la Mayor de las Antillas fue evidente desde su llegada a nuestro archipiélago. Junto a las tropas mambisas cruzó la Trocha de Júcaro a Morón y penetró en Las Villas con 300 hombres de caballería y 600 de infantería.

Pero de él también se sabe de amores. Unió su vida en la manigua con Bernarda Toro quien lo acompañó durante la guerra y con ella tuvo su hijo Panchito Gómez Toro, fiel mambí y combatiente.

En Máximo Gómez se unen cualidades morales que aún lo hacen nuestro generalísimo. El eterno mambí y el internacionalista.

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