O la lucha por la libertad de su patria, desde su juventud hasta su muerte trabajó para lograr la redención de los cubanos.
Para él, el que ansía verdaderamente la libertad de la patria, no repara en obstáculos, ni siente el temor de entregar su propia vida.
El patriotismo para nuestro Apóstol era la mejor levadura entre todas las virtudes y la misma razón de su existencia, para Martí: “Patria es humanidad, es aquella porción que vemos más de cerca en la que nos tocó nacer”.
Su corta y azarosa vida la dedicó a preparar la guerra necesaria, a la que se entregó con ferviente devoción para garantizar la conquista de lo que consideró el bien más preciado para el hombre.
Su vida constituyó un ejemplo de amor incondicional a la tierra que lo vio nacer, la que valoró en su justa dimensión, convencido de que no hay más patria que la que se conquista con el propio esfuerzo y es deber de cada hombre honrarla.