Las recetas neoliberales

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Por Fernando Díaz González

Viabilizar los recortes de recursos para los sectores más necesitados, una demanda histórica del poder económico y político en Latinoamerica. Por ejemplo en Argentina se aplica la fórmula de un incremento de las naftas y una disminución del gasto público en sectores sensibles.

El Boletín Oficial del 22 de agosto anunció vía “Decisión Administrativa 826/2022” un ajuste de 70.000 millones de pesos al Ministerio de Educación, otros 10.000 millones de pesos al de Salud y 50.000 millones de pesos al programa Procrear. Suman un total de 210.000 millones de pesos de recortes de

programas públicos para facilitar el achique del déficit fiscal. Como podemos ver el ajuste opera sobre los ministerios de Educación, de Salud y de Desarrollo Territorial y Hábitat.

Se insiste en la consistencia macroeconómica de las medidas de gobierno, como principal tarea del técnico Rubinstein. ¿Qué significa consistencias macroeconómicas? ¿Consistentes en beneficio de quien, a favor de quien y en perjuicio de quién?

El aumento de los combustibles impacta en subida de precios y por ende deteriora la capacidad de compra de la mayoría de la población que vive de ingresos fijos y disminuidos por la misma evolución de la inflación. En Agosto se repitó el elevado guarismo de julio, pero a escala en el año al 90%, habilitando un debate sobre la posibilidad de una inflación de tres dígitos para todo el 2022.

Con un 40% de pobreza y un porcentual similar de trabajo irregular, sin seguridad social, y un promedio de ingresos muy por debajo de la línea de pobreza, la orientación ajustadora de la dupla Massa-Rubinstein deteriora aún más los ingresos populares.

Más aún, reunido el 22 de agosto el Consejo del salario, el empleo y la productividad, se decidió, con 30 votos a favor, una abstención y un rechazo, una actualización del Salario Mínimo Vital y Móvil, SMVM, de un 21% en tres cuotas. Se eleva así el SMVM, de 47.850 pesos de agosto, a unos 51.200 pesos para septiembre, a 54.550 pesos para octubre, y a 57.900 pesos a noviembre.

La parodia del “Consejo del Salario, el Empleo y la Productividad”, repite la desconsideración del debate sobre empleo y productividad. Solo se concentra en un acuerdo entre patrones, gobierno y la burocracia sindical para contener la distribución del ingreso, favoreciendo la lógica de la ganancia y, por ende, del régimen del capital.

Para estas cuestiones importa la consistencia de la macroeconomía, para el ajuste y la reestructuración del orden económico a favor del capital.

La prioridad de la dupla Massa-Rubinstein apunta a cumplir con el acuerdo con el FMI. Por lo tanto, el ajuste fiscal y la acumulación de reservas internacionales para cumplir los compromisos de la deuda, se consolida como un gran condicionante de política económica.

Al mismo tiempo, se confirman las demandas del poder económico, por eso reuniones con sectores de la mesa de enlace, de la agroindustria y otros sectores del poder económico.

En contrapartida, muy poco sobre las reivindicaciones populares. que entre otras cuestiones aparecieron expresadas en movilizaciones muy importantes de las centrales sindicales. Todo un tema para considerar, sea por la cantidad de movilizados como por la ausencia de una centralidad política desde el movimiento obrero para liderar una demanda a favor de los ingresos populares. Es parte de la fragmentación que se intenta superar desde ciertos ámbitos de la militancia social y política.

Queda claro que en la agenda prioritaria de Gabriel Rubinstein y de Sergio Massa no aparece la satisfacción de las demandas populares.

Por eso, en un marco internacional que no ayuda, y en un clima político económico social de la Argentina complejo, aparece la necesidad de un debate integral sobre qué país, que política, que economía, que modelo productivo, de qué manera se satisfacen las necesidades de la población sin subordinar la vida cotidiana a la demanda del poder económico local y mundial.

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