Las despedidas tienen algo de magia, quien la recibe siente un sano orgullo y cierta nostalgia porque generalmente concluye una etapa de la vida.Existen cuando se ha culminado un trabajo, cuando un cambio impone su paso; pero cuando se trata de la despedida por jubilación, la historia es otra.
La magia se abre paso, surte la alegría o la tristeza.La primera, porque es el momento de los aplausos, las risas.La tristeza, porque es difícil mirar el camino recorrido y pensar que en los días que siguen todo será diferente.
Margarita Torres, la colega, la reportera de los servicios informativos de radio Camoa recibió ese acto de afecto tras la oficialidad de su jubilación.
Ella es una mujer que tiene su propia historia, fraguada desde la mocedad.Alguien que ha dejado su huella en el sector educacional y en el de la cultura, donde laboró y puso a prueba el ingenio de quien sobrepasa las limitaciones para hacer el bien, o sencillamente para hacer de esa premisa la victoria colectiva; sino díganme cómo se explica que garantizara comparsas, que ganaran además, sin ella “echar un pie” como decimos en buen cubano.
La historia de vida de una persona, algunos la asumen como los que precisan las manchas del Sol.Los más, como los que aprecian la luz, los días plenos en que la vida es bella, y lo será en la medida que existan altruistas, personas de bien y sobre todo, empeñadas en seguir haciendo caminos.
Una mujer cierra una etapa de su vida, y se me ocurre más que hablar de la reportera comprometida y celosa con sus sectores, hacer alusión a la que desafía dolencias e insiste en seguir sus propósitos, a la persona humanista, solidaria, que trata siempre de estar al lado del más débil y sobre todo de dar amparo a quien lo necesita, y sin ningún reparo.
Cuando se habla de Margarita Torres, permiso, con mucho cariño, con respeto, con la certeza de que ella seguirá siendo esa persona especial que es, tal vez matraquillosa, quizás apegada a sus sectores, los que hizo suyos y defendió como quien pelea por un hijo. Son cosas propias de quienes saben de sentido de pertenencia. Son actitudes que al final no buscan un premio, solo un poco de luz.
Las despedidas, ya les decía tienen un poco de magia. Una se pasa después reviviendo los detalles, pues cada uno quedará estampado en el alma y la memoria.
La jubilación es un momento trascendental en la vida de una persona. Es la apertura de una etapa que cierra otra, donde estar presente fue la constante. Ahora quedará el reto de no dejar atrás a quien nos acompañó en esta hermosa carrera plena de sacrificios que nunca faltan, satisfacciones y escollos, en la que todos tratamos de ser los mejores corredores, pero con la certeza de que llegará el día en que también estaremos en el lugar de Margarita.
Feliz etapa concluida y éxitos Margarita en esta nueva tarea, porque claro que la jubilación será para ti una nueva tarea.