La lectura, una puerta a la felicidad

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Si queremos que los jóvenes se decidan, por fin, a leer, debemos insistir en esta importante habilidad que los hará desarrollarse como personas y futuros profesionales. La vigésima séptima Feria Internacional del Libro es un momento oportuno para la motivación.

La educación preuniversitaria en la segunda década del siglo 21 está marcada por la vinculación entre las exigencias sociales y la posibilidad de preparar al estudiante para la vida universitaria y el mundo laboral.

Creo entonces que hay que dotarlo de los mecanismos liberadores de la cultura, de la cual la literatura es parte consustancial. Aprovecho hoy la celebración de la Fiesta Internacional del Libro que los acercará a las páginas de algún texto de interés para los adolescentes y jóvenes.

Mi propia experiencia me ha demostrado que el proceso de enseñanza-aprendizaje de la literatura, tiene como elemento esencial el análisis, pues a través de él, el alumno se pone en contacto con la obra, por supuesto  mediante una lectura inteligente.

Únicamente con la lectura de la obra literaria se fomentan los saberes relacionados con el propio texto, pero también con otras expresiones o manifestaciones del arte.

En esta interrelación se recrea y se reconstruye el saber; el lector al realizar una lectura creadora, construye su propio texto a partir de su experiencia y de las sugerencias que ofrece el autor, que favorecen descubrir por sí mismo nuevos contenidos.

El análisis lingüístico literario lleva asimismo al alumno a conocer al autor, quién fue, qué hizo, cómo vivió y también la circunstancia histórica en que crea su obra.

Después de haber interiorizado estos aspectos podrá por sí solo hacer una valoración de lo que ha leído. Es más, lograr que haya vencido la lectura hasta el punto final ya es un logro, por lo que debemos insistir en ello con estrategias que lo motiven.

Ciertamente la literatura es un cofre lleno de riquezas educativas, con ella hacemos crecer al hombre que necesitamos. Es con esta intención que cada año llega hasta los más recónditos rincones del país un proyecto excepcional con sabor a feria.

El poeta nicaragüense Rubén Darío aseguró: El libro es fuerza, es valor, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor.

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