La indisciplina, tan letal como la Covid-19

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El once de marzo se detectaron los tres primeros casos de personas con COVID-19 en Cuba. Ellos eran tres turistas italianos provenientes de Lombardía, el sitio de Italia con más números de pacientes afectados con la enfermedad.
Coincidentemente, ese mismo día, el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, compareció en rueda de prensa y declaró a la COVID-19 causada por el SARS CoV-2 como pandemia.
Desde entonces se menciona a diario por los medios de comunicación una frase clave: percepción del riesgo; término que aún no parece comprendido aunque dentro de algunas jornadas se cumplan tres meses de permanecer en aislamiento social por el acecho de ese enemigo invisible que ha cobrado más de 300 mil vidas en todo el mundo.
El mensaje se vuelve reiterativo y necesario a la vez. Sorprende que todavía existan muchísimas personas que hagan oídos sordos al consejo oportuno.
Diariamente en conferencia de prensa el Doctor Francisco Durán, Director Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, insiste que el aislamiento social es una de las medidas primordiales para ganarle la batalla a la COVID-19.
Un número considerable de casos aquejados con esta enfermedad son asintomáticos, con otras palabras, el paciente es portador de la patología pero no muestra síntomas, lo que se infiere que cualquiera a nuestro alrededor puede tener el virus.
Es increíble la falta de disciplina y la negligencia. Predominan a diario personas en las calles innecesariamente, las aglomeraciones en las tiendas, no usan el nasobuco o con esta mascarilla colgada al cuello en forma de babero y peor aún, niños y niñas arrastrados al peligro de la mano de la irresponsabilidad de los padres.

Las autoridades sanitarias advirtieron que al bajar el número de casos diagnosticados con esta patología, se corría el riesgo que la población bajara la guardia, se descuidara y cometiera errores. Esta actitud provocaría un rebrote de la enfermedad que implicaría un retroceso al inmenso esfuerzo colectivo.
Tal y como lo expuso el Presidente de la República Miguel Díaz Canel Bermúdez, el peligro mayor hoy es la confianza; por tal motivo, es preciso extremar aún más las medidas orientadas por la dirección del país y hacerlas cumplir con todo el rigor.
Amén de la labor de varias instituciones y organismos para frenar la pandemia, el éxito mayor radica en la responsabilidad de cada cual; en permanecer en casa al cuidado de nuestra salud y de la de nuestra familia.
La actitud que debemos asumir nos regresa a José Martí cuando afirmó que la Disciplina quiere decir orden, y orden quiere decir triunfo.

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