La ejemplaridad, un tributo al Primero de Mayo

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El Primero de Mayo me sorprende con la certeza de que al periodismo cubano le hacen falta profesionales de la palabra como una colega que no cree en vacíos, ni secretos. 

Con una exquisita sensibilidad la lleva el periodismo de la mano hacia medios y épocas diferentes: la Revista Mujeres, el Telecentro del municipio, Radio Camoa. Y, especialmente, innumerables sitios en Internet recogen ese talento especial que la caracterizan. 

No es fortuito que su nombre sea la unión de María (como la esposa de Maceo)  y Celia (como la combatiente revolucionaria de  la Sierra Maestra). La asisten grandes aspiraciones, especialmente la de hacer justicia en el colectivo de periodistas que atiende. 

Pausada, paciente, sabia, comprensiva, hermosa.  Ella cruza el umbral del virtuosismo como una Primera Dama, defensora de la verdad y abraza sueños similares a los del hada madrina de los aventureros. 

Porque es así de celestial, Maricel González Suárez, una  auténtica maestra de reporteros, que tuvo la dicha de acercarse a Fidel en dos momentos de su vida.

Mi crónica de hoy aguardaba en silencio el momento de salir a la luz. Y fue precisamente en el encuentro de los periodistas mayabequenses  que no resistió y quiso sumarse al homenaje de la Delegación del ICRT que la reconoció con el Mérito Periodístico. 

En su vida laboral desbordan los reconocimientos. Ostenta la Orden Félix Elmuza, la Medalla 23 de agosto y el Sello Primero de Mayo. 

Por su labor integral forma parte del Movimiento Docente “Elio Constantín” y es profesora adjunta del Centro Universitario Municipal. Ha participado en varios diplomados Internacionales e integrado los Jurados de múltiples eventos. Además, asistió como delegada al Séptimo Congreso de la UPEC. 

Mi protagonista recoge en su haber el premio Anual de periodismo Juan Gualberto Gómez, el del Concurso Nacional Primero de Mayo y el Premio “Caracol”. 

Por si fuera poco, ostenta el Premio “Catedral” y el “Antonio Lloga in memoriam” y destaca su presencia en los encuentros Iberoamericanos efectuados en Cuba con expertos de diferentes regiones del mundo.

Por todo este andar de esfuerzos y obstinación en la profesión más hermosa del mundo, como la llamó Gabriel García Márquez, Maricel recibió recientemente el Premio por la obra de toda la vida.  

Pero el abrazo más cálido lo recibe a diario del pueblo que reconoce en ella a su más fiel amiga porque la saben capaz de ofrecer soluciones.

A ella le debemos el mimo de su sonrisa y de su optimismo. Gracias a su amistad, emprendemos cada día una jornada mejor.

 

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