La desaparición del campo socialista trajo consigo también la nefasta pretensión del olvido, de ahí que algunas personalidades y hechos históricos quedaron en el pretérito al que solo los ilusos confinan aquello a lo que realmente temen.
La obra cumbre de Julius Fucik, Reportaje al pie de la horca, recoge las más crudas vivencias del periodista a través de ocho capítulos, en los que revela la crueldad de la tortura que padeció en aquel lugar siniestro en que sus captores pretendían arrebatarle la vida.
Fucik deja a la posteridad un valioso testimonio, que entre el desgarre del sufrimiento y su sentido y dominio profesional es capaz de concebir un reportaje que a todas luz da el latir de un hecho abominable, a la vez que deja correr la imaginación sobre lo que al unísono viven su ciudad, su país y la propia humanidad.
Un relato pormenorizado que va desde la noche que fue capturado, la primera sesión de torturas, las preguntas y golpes que lo despojaron de sus dientes y marcaron con creces su cuerpo, llega a nuestros días, más allá del muy buen reportaje que es como testimonio acusador sobre el peso del odio que es capaz de arroparse de la mayor vileza.
Algunos en el mundo ya no quieren recordar, otros no conocen al periodista que fue Julius Fucik, también crítico literario y teatral, redactor de publicaciones como Rude Pravo y Tvorba
La historia no olvida, no puede olvidar y aun cuando algunos insistan en borrar algunas de sus páginas ellas permaneces ahí, en la quietud, pero como testigos ineludibles para no sepultar la realidad.
Julius Fucik, tras ser apresado por la Gestapo y torturado salvajemente, fue asesinado en 1943 en Berlín, antes había logrado escribir para la humanidad toda su último reportaje, escrito de la manera más insospechada, pero con la lealtad suprema al oficio que desempeñó hasta el último aliento.
Con la derrota del fascismo, se eligió al 8 de septiembre fecha de muerte de Julius Fucik como Día Internacional del Periodista. Hoy, como antes les comenté, no está incluida en las celebraciones de carácter internacional, lamentablemente, pero perdura su huella que le hace eterno en el Periodismo.