Una subserie de Mayabeque frente a Industriales aquí en San José de las Lajas, o en cualquier otro terreno de la provincia, pone inevitablemente en el candelero el tema de la identidad de un territorio geográfico surgido hace muy poco, casi tres años, en el más reciente reajuste de la división político administrativa del país; y la identidad puede medirse con el apoyo del público a su equipo.
Durante mucho tiempo, Los Vaqueros de La Habana tuvieron que sufrir la coyuntura indeseada de jugar con un segmento importantísimo del público en contra, aún en sus mismos predios, incluido su cuartel general, el estadio Nelson Fernández, cuando enfrentaban a los industriales.
Solamente razones de tradición, explicarían que tantos y tantos jóvenes de la entonces provincia de La Habana (la denominada para los capitalinos Habana campo) y de la actual Mayabeque, nacidos después de la división político- administrativa de 1976, apoyen ardorosa y decididamente al equipo del León.
Durante muchos años, Industriales representó al territorio que hoy ocupan Mayabeque, La Habana y parte de la actual Artemisa. Entre las estrellas históricas del piquete azul, están Agustín Marquetti de Alquízar, Navaja González de Aguacate y los güineros Antonio Ñico Jiménez y Urbano González.
Aquel play off inolvidable de Los Vaqueros contra Villa Clara, capitalizó respaldos en la permanente rivalidad Oriente- Occidente del país. No fueron pocos los industrialistas que se gastaron bromas gritándole “Dale pa l hospital” a Ariel Pestano y que levantaron carteles ingeniosos donde se decía “Hay jugo gratis” para advertir la suerte del equipo naranja.
En aquella marea desbordada por la alegría de la victoria, estaban los parciales silenciosos que vieron ascender la autoestima por la magnífica actuación de sus peloteros. Que nadie espere que los seguidores de la formación capitalina cambien de casaca, por muy extraordinario que fueran los resultados de Mayabeque. En Cuba, además, no se le concede el más mínimo respeto al aficionado que haga eso.
Aún se le califica de nueva provincia a Mayabeque. El apoyo al equipo ha de vestirse esencialmente de juventud, en correspondencia con el trabajo en las categorías escolares, con un papel para la familia y las relaciones personales.
Esta es una buena hora para los amigos de los muchachos que sueñan con inscribir algún día a su provincia entre las grandes en el clásico cubano de pelota. Con la conga o sin la conga, el respaldo al equipo de Mayabeque, juegue con quien juegue, pero muy especialmente si es contra Industriales, puede darnos una idea de cómo transcurre el proceso identitario de este territorio.