René González, luchador antiterrorista, uno de los Cinco cubanos sentenciados injustamente en Estados Unidos, estuvo este lunes en la Universidad Agraria de La Habana Fructuoso Rodríguez Pérez, en San José de las Lajas.
Ante un auditorio habitado por estudiantes universitarios y profesores de la casa de altos estudios fluyó un diálogo ameno, en el que vivencias y añoranzas se unieron para fraguar la voluntad de todos en el reclamo de justicia por Ramón, Gerardo, Antonio y Fernando.
Tantas veces he hablado de los cinco héroes, que esta vez, ante la presencia de René descubrí la estatura de un cubano que desconoce la heroicidad, porque la fidelidad a sus principios la asume con tamaña naturaleza, como deber primordial.
No fue discurso, fue una manera interesante de conversar, atento a las preguntas de los jóvenes y menos jóvenes, ávidos de escuchar de su voz anécdotas y pareceres.
Cuánta fortaleza de espíritu y amor en quienes no claudican, cuánta inteligencia en quienes enfrentan el odio con hidalguía, y demuestran con decoro la inmensidad de los que luchan por el bien, al costo de cualquier sacrificio.
Habló de sus hermanos de causa, de la estancia en el hueco, de las celdas y los presos que aprendieron a respetar a quienes no bajan la cabeza ni se humillan.
Habló de cuán importante es que los jóvenes de hoy conozcan la verdad del caso de Los cinco, verdad que ha sido silenciada y tergiversada en Estados Unidos, desconocida por muchos, y defendida por las personas de buena voluntad que el mundo exigen libertad para los cuatro cubanos que permanecen encarcelados en territorio no0rteño.
Del proceso amañado, la falta de justicia, la fortaleza de Gerardo condenado a habitar por siempre aquel lugar sombrío, de los problemas de salud de Ramón, que dejan su huella en dolencias en una rodilla, de la entereza de los cuatro habló René, quien reconoce, que lo que más añoró fue regresar junto a sus hermanos.
Fue una jornada especial, en la que René González junto a Olga Salanueva, su esposa, compartieron junto a estudiantes y profesores de la Universidad Agraria de La Habana, sus vivencias, el amor que los une y que nunca los hizo distantes y sobre todo, la convocatoria a no desmayar intentos para que se haga justicia y regresen a casa Fernando, Ramón, Antonio y Gerardo.