Marcel estudia diseño y sabe dibujar con las nubes aunadas por ensueños escenarios sublimes que nos llevan al éxtasis. Yo que soy una soñadora me tiendo a su lado sobre sobre el césped para juntos crear imágenes, siluetas que aunque excelsas se ven empañadas lastimosamente por el humo de su cigarro que no ceja de jadear entre bocanadas.
Graduado de la Academia Arte de San Alejandro de ciudad de la Habana mi amigo ha participado en certámenes nacionales e internacionales que lo han colmado de honores, sin embargo la toz se ha convertido en su aliada llevándole consigo el cansancio y mientras pinta sobre el lienzo ahoga su talento prodigioso.
El cigarro le está robando a las pupilas de Marcel el brillo, se está apoderando de sus pulmones, atrapándole la respiración que se hace cada vez más lenta como si lo llevara a despedirse repentinamente de sus dotes y de todos los que admiran su capacidad creativa.
El joven artista se resiste a pedir ayuda y acepta pasivamente los riesgos que para la salud ocasiona el consumo de tabaco, considerada la principal causa prevenible de defunción en el mundo, la cual según los expertos actualmente mata a uno de cada 10 adultos en todo el orbe.
Mi amistad por el muchacho es tan profunda que cala hasta los huesos viéndolo hundirse en ese mar de expiración sin querer arribar a puerto seguro para retomar un halo de esperanza y decir No al tabaquismo y sí a la vida, al porvenir, al mañana, a la aurora que lo espera cada amanecer para decirle aquí estoy regalándote un nuevo día.
Sé que como mi querido Marcel existen otros que se pierden en este flagelo, que apagan el optimismo,que sucumben ante la falta de voluntad para apartarse de la adicción al cigarro.
Solo espero que su corazón no sea robado por el humo y que como la colilla, sus días terminen en un cenicero para ser arrojada al anonimato de los que no aprendieron apreciar el privilegio de vivir.
