Para José Martí la unidad fue siempre un elemento fundamental para alcanzar el triunfo. Era necesario acercarse de carne y espíritus por una misma brecha manteniendo en alto los principios y los sentimientos, hallando el sendero justo para alcanzar la libertad plena del hombre.
Martí abogó con fuerzas por la unidad de todos los cubanos para de este modo emprender la guerra que denominó necesaria, propósito que cobra vida en su discurso “Con todos y para el bien de todos”, al ser el eje central de esta oratoria la unión de todos los revolucionarios de este archipiélago para independizar a la Nación.
Existe un elemento esencial que ha hecho posible la victoria en
miles de batallas que nuestro pueblo ha librado , me refiero a la
seguridad en nuestros defensores de espíritu aguerrido, fraguados en la retórica martiana donde avizoró a los Estados Unidos como el
enemigo más brutal y cercano , y ante el cual siempre debíamos estar vigilantes.
El apóstol ha estado presente en cada una de las proezas que ha llevado adelante el pueblo cubano, uno de sus aforismos: “ser cultos para ser libres” sirvió de estandarte a la gloriosa campaña de alfabetización, considerada la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América. “Un solo pueblo desde el Bravo hasta la Patagonia”, afirmaba el maestro, queriendo descifrar un solo hombre un solo corazón, genuino amor al prójimo. Años después el gobierno revolucionario cubano fiel a sus principios, ofreció a sus colaboradores para brindar atención médica en las regiones más intrincadas del continente americano, y acogió en sus aulas miles de jóvenes provenientes de otros países para formarlos como profesionales en las diversas ramas del saber.
El sentido de unidad, patrimonio que heredamos del Héroe
Nacional, de nuestro invicto comandante en jefe Fidel Castro Ruz y de otros grandes pensadores y luchadores ha sido el eje principal de nuestras victorias, seguir adelantes estrechando nuestras manos como los árboles en las raíces de los Andes,–parafraseando el ideario de José Martí — hará posible que mantengamos inquebrantable la obra de la Revolución.