Diciembre casi a punto de culminar y una se detiene ante este tiempo transcurrido. 12 meses que han tatuado el alma de cubanas y cubanos, en los que la vida nos ha cambiado, nos hemos estremecido y de alguna manera también hemos crecido.
2022 ha sido un año intenso, las consecuencias de la crisis que golpea a Cuba y las cadenas dispuestas por el bloqueo han marcado este período con carencias recrudecidas, apagones, altos precios, colas que no han dejado de existir y el éxodo de aquellos que emprenden una travesía tras la consecución de sus sueños.
Este año también ha tenido en sí mismo huellas de la adversidad, siniestros que enlutaron familias y sembraron angustia y tristeza pero también solidaridad, amor, fortaleza y unidad.
Diciembre anda cuesta abajo y en breve estaremos ante un nuevo año, a las puertas de otros desafíos que exigirán seamos mejores en todos los sentidos, mejores en nuestra labor pero primero mejores personas.
Estamos casi cerrando un período que a pesar de ser inmensamente tenso no ha nublado la alegría innata en los nacidos en la mayor de las Antillas, que saben reponerse ante lo adverso y sobre esa realidad cultivar sonrisas y jaranas.
El Estado Cubano seguirá disponiendo desvelos y estrategias para alcanzar la prosperidad que merecemos todos y, todos aunaremos ideas y más que compromisos hechos para hacer que habiten disciplina, responsabilidad, eficiencia y dignidad elementales en ese anhelo porque todo mejore.
La vida es esa escena que nos descubre a diario en el desempeño ante la familia y la sociedad a la que pertenecemos, decimos que es bella a pesar de los pesares y aunque el año que casi concluye nos ha llevado de la mano y corriendo con la economía, disponemos de las mejores ganas para hacer de este y los días que restan los más especiales.
