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El bloqueo me asfixia. Desde que tengo uso de razón he tenido que convivir con él, así mi generación y las que llegaron después hemos crecido con esa mala letra, con ese empeño de odio y de obstinación de los gobiernos que han desfilado por la Casa Blanca.
A algunos les molesta escuchar o leer sobre el bloqueo; pero a nosotros, los del lado de acá, nos cansa y también abruma conocer en la propia piel, en el alma, los efectos de esa política.
Solo por comentar sobre alguna de sus consecuencias, me detengo en la incidencia de las limitaciones impuestas por el bloqueo a Cuba en el sector educacional.
Por esas limitaciones,(http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2013-10-23/asedio-a-la-escuela-cubana/) solo se pudieron adquirir por el Plan de importaciones de este año, cien módulos para la enseñanza de las Ciencias Naturales en las escuelas primarias. Si no existieran restricciones, con el exceso de pago por flete, se hubieran podido contratar un total de 1 723 módulos, de los 6 000 necesario.
El bloqueo, es una forma burda de acorralar a un pueblo, es el intento de reducir sonrisas, aniquilar sueños y minimizar esperanzas.
¿No creen ustedes que es hora ya de poner freno a ese engendro? Me pregunto todos los días cómo será la vida acá sin el bloqueo.
Y es que a fuerza de perseverancia anudamos sueños, razones y voluntad para no perder la ternura, para mantenernos con total altivez en franco desafío a esos obstáculos que insisten en aparecer en nuestro camino, pero, a pesar de todo, a pesar de los años que ya hacen caduca esa política hostil que bloquea y asfixia, insistimos en sumar a todas las voces del mundo a decir BASTA. Es hora asfixiar al Bloqueo.