El Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en la entrevista que transmitió la televisora regional Telesur el 16 de septiembre, fue enfático al definir el bloqueo como «una práctica brutal, que persigue condenar a nuestro pueblo a morir de necesidades, y viola lo territorial e impone normas en la relación del mundo con Cuba».
Ese resultó uno de los argumentos ofrecidos en el tuitazo y foro panel El Mundo contra el Bloqueo online, desarrollado en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), en el contexto de la Jornada Mundial «Tenemos Memoria: Solidaridad contra el Bloqueo y el Terrorismo», iniciada el 4 de septiembre y que finalizará el 6 de octubre, aniversario 42 del atentado con bomba contra una aeronave de la compañía aérea Cubana de Aviación.
El doctor en Ciencias Jorge Hernández Martínez, profesor e investigador del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre los Estados Unidos de la Universidad de La Habana, señaló: «Es una política sumamente hostil y multidimensional que se ha desarrollado en la vida económica, militar, social y cultural. La vemos también en la agresión ideológica y por medios biológicos. Ha formado parte de la agresiva estrategia de EE. UU. contra la Revolución Cubana».
El académico argumentó que este sistema criminal incluye un conjunto de medidas, regulaciones y restricciones contra nuestro pueblo, que descansan sobre un amañado soporte legal, el cual solo el Congreso norteamericano tiene la potestad y la capacidad de eliminar.
«Si bien el bloqueo tiene una esencia de carácter económico y financiero, también impregna otras dimensiones de la relación entre los dos países, porque afecta el campo de la salud pública, la educación, la cultura y no hay esfera de la vida cotidiana que escape a su impacto negativo, entorpeciendo el desarrollo integral del país», aseguró.
Con él coincidió el máster en Ciencias, Jonathan Quiros Santos, del Centro de Investigaciones y Estudios de la Economía Mundial, quien reconoció que el acercamiento hacia Cuba asumido en la última etapa de la administración del presidente estadounidense Barack Obama pudo conducir a una relación más civilizada, algo obstaculizado por el actual mandatario Donald Trump.
Ejemplificó con el número de visitantes norteamericanos hacia Cuba, lo cual repercute en la reducción de la entrada de divisas a la economía nacional, pero que también afecta al sector no estatal, porque decayeron las rentas de habitaciones y por tanto hubo menos consumo de los servicios prestados por los trabajadores por cuenta propia.
Igualmente, el diputado Enrique Alemán Gutiérrez, presidente de la Asociación de Espiritistas de La Habana y del proyecto comunitario Quisicuaba, destacó que una lucha perenne en los religiosos y las personas de fe ha sido eliminar la cruel política injerencista del gobierno estadounidense, esfuerzo apoyado también por muchos grupos de solidaridad en el mundo y personas de buena voluntad.