Se llama Ada Durán y acumula casi dos décadas al servicio del periodismo. Es Licenciada de Español Literatura de carrera pero abrazó el mejor oficio del mundo como lo hace una madre con su recién nacido.
De Adita como la conocemos, extrañaremos todo lo que es y representa como profesional, como camarada y amiga. En este mar convulso de la prensa radial signada por un diarismo que estresa, angustia algunas veces, y encima ocupa casi las 24 horas del día a quienes lo ejercemos, ella es la brisa serena que calma y conforta.
Siempre está feliz y le sobra el tiempo para atender y aconsejar, porque por sobre todas las cosas, sabe escuchar y le gusta querer a los demás.
Abuela de dos niñas preciosas, madre leal de una muchacha inteligente y obstinada, es el ángel de su hogar. Y especialmente para mí es el Ada que aparece una vez en la vida de cada persona para abrigar, alentar, proteger. Ella es y será por siempre mi ADA del corazón