Días después de la muerte de José Martí

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Lo que ocurrió días después de la muerte de José Martí solo se puede describir con mucha tristeza. Según historiadores y especialistas, las jornadas siguientes del 19 de mayo de 1895 se enlutaron con lágrimas y quejidos. Cuba vivió con infinito dolor aquellos momentos por la gran pérdida que habían causado a la Patria los soldados españoles.

Para el General Máximo Gómez y el resto de los independentistas se nubló el horizonte, pues había dejado de existir el autor intelectual de la guerra que los llevaría a la libertad. En sus palabras quedó plasmada la nostalgia por la partida de un amigo: “¡Qué guerra esta, al lado de un instante de ligero placer aparece uno de  amarguísimo dolor,  ya nos falta el mejor de los compañeros y el alma del levantamiento”.

En los días siguientes del 19 de mayo de 1895, se derrumbó en la columna guerrillera, ese optimismo que imprimían las palabras y los versos del más universal de los cubanos. Aunque después fueron recuperando el ánimo, los independentistas nunca volvieron a escuchar una oratoria como la martiana.

Para Leonor Pérez Cabrera, la muerte de su hijo varón constituyó un golpe del que no pudo sobreponerse, su salud se debilitó y cayó en profunda depresión. Opositora tierna de las ideas de Martí, sufrió durante 26 años la vida azarosa escogida por su primogénito, desde su encarcelamiento hasta caer a los 42 años, en Dos Ríos. El 19 de junio de 1907 dejó de existir en La Habana, ciega y con grandes necesidades económicas.

En el abogado mexicano,  Manuel Mercado, fiel e íntimo confidente de José Martí por más de 20 años, la noticia resultó un luto interno y externo tremendo. Eran confidentes y cómplices en muchas circunstancias de su vida. Ambos mantuvieron una correspondencia avalada por más de 140 cartas donadas por el hijo de Mercado, luego de la muerte de este. La última de estas epístolas se considera el Testamento Político de Martí.

Y recoge la historia que en los días siguientes al triste suceso de 1895,  numerosas cruces y condecoraciones repartió el Gobierno español entre los soldados y oficiales que participaron en la acción de Dos Ríos.

Contradictoriamente, al coronel español Ximénez de Sandoval (quien despidió el duelo en la primera ocasión del entierro) lo impactó grandemente la muerte del gigante cubano y  así lo reconoce al asegurar: “Lo de Dos Ríos no fue una victoria; allí murió el genio más grande que ha nacido en América”.

Los restos de José Julián Martí Pérez reposan definitivamente en Santa Ifigenia en un mausoleo que rinde tributo a aquel hombre universal, convertido en la entraña misma de la conciencia nacional de los cubanos.

Aquel 19 de mayo llegaba a la triste confirmación de sus palabras cuando expresó: “pagaré gustoso con mi vida, y con la constante mortificación de ella, la fe y la virtud de cada infeliz paisano nuestro”. Sin embargo,  a 122 años del triste acaecimiento, Martí sigue con vida.

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