Decía mi vecina Cuca que Cuba es algo grande, serio y especial. Aquella nonagenaria no se cansaba de alabar a la tierra que la vio nacer y siempre volvía una y otra vez a la solidaridad que distingue a la mayor de las Antillas, al hacer de los médicos que como El Inglesito, marcan desde el humanismo el amor a sus semejantes.
¿No sabes quién fue el Inglesito? Sí, tú lo sabes, decía sin que mediara respuesta y acto seguido continuaba argumentando. Fue muy valiente, un soldado nacido en Norteamérica, se llamaba Henry Reeve, y por eso Fidel nombró así a los médicos que van a los lugares de mucho peligro, a salvar a las personas que lo necesitan.
De manera sencilla ella explicaba lo que más había quedado en su memoria, y es que los agradecidos siempre distinguen la luz y desde ella vislumbran la inmensidad de las buenas acciones
Hoy Cuca mi vecina no está y no puedo evitar recordarla en este tiempo que abriga la impronta de cientos de médicos cubanos que combaten el nuevo coronavirus en diversos países como parte del contingente internacional Henry Reeve, aquel joven que con apenas 19 años se unió a las filas mambisas para luchar por la independencia de Cuba.
Más de un siglo después la historia acoge su nombre que se inscribe como símbolo de amor y solidaridad, de valentía y humanismo.
¿Cuándo y por qué surge el Contingente Internacional Henry Reeve?
Fue en agosto de 2005. El huracán Katrina azotó con saña a la población de Nueva Orleans en Estados Unidos. Cuba, una vez decidió ofrecer su solidaridad y manifestó la voluntad de brindar asistencia a Estados Unidos, pero el presidente de turno, George W. Bush rechazó la oferta.
Justo en ese contexto Fidel creó el Contingente Internacional Henry Reeve, en honor a la memoria de quel joven estadounidense que había dado su vida defendiendo la independencia de Cuba.
El 19 de septiembre de 2005 quedó oficialmente constituido el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve”, una organización sin precedentes en el mundo.
Cuando de amor se trata…
El hacer de los integrantes del Contingente Henry Reeve ha dejado su huella en diversas naciones donde ha brindado asistencia médica y salvado vidas. Los inspira el amor a la humanidad, el respeto a la profesión y la voluntad de ayudar y validar la esperanza.
En este año, en que una pandemia hostiga al mundo y enluta a miles de familias, la respuesta de Cuba ha estado desde el primer momento con la presencia de este Contingente internacional en lugares intensamente azotados por el nuevo coronavirus.
Son ellos hombres y mujeres de esta isla que a diario sorprenden con su hacer, desafían peligros, se enfrentan a tecnologías diferentes, viven experiencias inauditas y dan lo mejor de sí por arrebatar de la muerte a los aquejados.
Cuba, como decía mi vecina Cuca, es algo grande, serio y especial, tierra madre de hombres y mujeres soles, merecedores de ese aplauso que de algún modo gratifica a los que por amor y convicción disponen conocimientos y solidaridad.