La desaparición física de Fidel conmocionó al mundo, millones de seres humanos expresaron su pesar y todavía la noticia estremece.
Hace solo unos días, mientras aguardaba en la sede de de la FMC en San José de las Lajas para una entrevista, vi llegar a una mujer, que tras el saludo dejó saber que quería compartir algo que había hecho.
Fue así como Mara Toledo Molina, una jubilada que durante décadas trabajó como ingeniera forestal compartió una canción escrita por ella para Fidel.
En sus palabras la emoción por saberse partícipe de la historia de Cuba; ella como miles de cubanas y cubanos abriga como tesoro el haber seguido al líder de la Revolución Cubana, el poder contar que vivió en la época de Fidel a quien admira y no se resigna a reconocerle muerto.
Mi musa es patriótica, decía, y esta canción lleva el más sentido respeto al hombre que seguirá viviendo en el corazón de todos los cubanos, al Comandante dedico una canción pero también mi compromiso de contribuir a la defensa de su obra, porque eso es también importante.
Como canta el trovador Raúl Torres Aprendimos a saberte eterno…y es la eternidad ese espacio que abraza a quienes no tienen derecho a la muerte, esos hijos pródigos que a diario encuentran los versos del más incipiente poeta o la canción de una aficionada, las lágrimas escurridizas de quienes siguen estremeciéndose cuando escuchan una frase de un discurso o aprecian las imágenes donde cual Quijote de este siglo emprendió batallas para salvar la humanidad.
Hoy el corazón late afuera y en verdad la despedida se hace pedante, los agradecidos seguirán acompañando al hombre que hizo historia y que no yace sino que vive en la eternidad; más allá de un himno, de cualquier signo de tristeza, está esa lección duradera que dejó a la posteridad, levantarse, crecer y seguir adelante.
El homenaje será perpetuo y comprenderemos más temprano que tarde que nunca nos reprochará la alegría, porque a eso también nos enseñó.