El incremento de casos positivos a la Covid-19 en los últimos días en Cuba revela que para controlar esa pandemia es elemental la participación consciente de todos, el cumplimiento estricto de las medidas sanitarias orientadas y la disciplina.
Aun son unos cuantos los que de manera negligente subestiman el peligro que implica incumplir las orientaciones de la Salud Pública. El Nasobuco o mascarilla algunos lo usan como collar, otros por debajo de la nariz y los hay que lo llevan en el bolsillo.
El distanciamiento establecido no todos lo toman en cuenta. Las colas dan fe de ello, de la constancia del personal que hoy vela porque entre personas exista la separación necesaria para evitar el contagio; téngase en cuenta la manifestación asintomática del nuevo coronavirus, por lo que es imposible saber a simple vista quien está contagiado.
He escuchado la preocupación de algunos padres por la reanudación del curso escolar. La preocupación es lógica, aunque los centros educacionales cuentan con las garantías para preservar la salud de los educandos; sin embargo creo que la mayor preocupación debe centrarse a partir de la salida de las escuelas. ¿De regreso a casa prevalece la responsabilidad de continuar con el uso correcto del nasobuco o mascarilla? ¿Guardan la distancia establecida?
El enfrentamiento a la pandemia debe ser por parte de todos. Vivimos una situación difícil, es cierto, pero es tan simple ser disciplinado y tan sencillas las medidas que evitan contagios que vale la pena interiorizarlo y asumir una actitud consciente.
La Covid-19 puede llevar a la muerte. Silenciosa, letal, con un alto grado de transmisibilidad, no es una amenaza es un peligro inmenso ante el cual están en combate constante científicos, profesionales de la salud, autoridades gubernamentales que buscan toda vía para frenar el azote desmedido de la pandemia que marca y enluta al mundo este siglo.
No podemos asumir el más mínimo engaño. En nosotros está una cuota de responsabilidad para frenar la propagación de esta pandemia, para evitar invada nuestras vidas y nuble la esperanza. Disciplina para asumir como se debe cada orientación. Conciencia para cuidarse y protegerse, para salvar la vida y la de los demás desde el celoso cumplimiento de lo establecido.
La vida es el más preciado tesoro que tenemos, es esa escena que espera cada día por nuestra mejor actuación; entonces, no permitamos que baje el telón antes de haber concluido la obra. Hagamos todo bien y juntos salgamos por la ovasión que autentique el éxito de esta batalla por la existencia.