

Tras una azarosa travesía, el 3 de junio de 1847 arribó al puerto de La Habana procedente de la actual Xiamen (Amoy en transcripción antigua) la fragata Oquendo, con el primer grupo de culíes chinos presuntamente contratados, pero en realidad en un régimen de semiesclavitud. La fecha deviene hito de un componente del ajiaco de la cubanidad, como lo definió Fernando Ortiz.