Descubriéndola, sin que ella me notase, su frescura, su alegría y su intenso movimiento fueron los primeros gestos de bienvenida y sus flechazos de amor certeros.
Ella, me abrió sus puertas, me acogió en su seno y me envolvió en su torbellino. Yo, por fin me encontré, en ella, y por ella me descubrí.
Con ella surgió la periodista, la locutora, la aprendiz y la maestra. También con ella surgió la amiga, la compañera y la madre que soy, porque con ella he crecido como profesional y como ser humano. A ella le debo una segunda profesión y casi todo lo que sé. Ella me ha abierto caminos, me ha puesto obstáculos, me ha regalado premios y me ha impuesto retos.
Más que un lugar para trabajar, me ha brindado un refugio para mis días tristes, la compañía para los días solos y hasta la inspiración para cuando reina el desaliento y el cansancio.
Ella el medio, pero también el fin. Quizás los trazos más felices de mi vida y de mejor realización en todos los sentidos.
A Ella, a Camoa, a la que considero mi familia y mi segunda casa, Muchas Gracias y Felicidades