Toda mujer debiera llamarse Maravilla

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Los días para una mujer trabajadora son intensos, así lo viven cientos y cientos de cubanas. En las mañanas con una gran sonrisa preparan el desayuno a la familia, alistan a los infantes para el colegio y luego ellas se arreglan para asistir a sus centros laborales, aunque tales acciones matutinas también son compartidas

Mujer en el transitoLas féminas en Cuba pueden realizarse profesionalmente en todos los sectores. En la actualidad existen varias que se desempeñan en la construcción, como choferes de combinadas, de taxis, de grúas o ponen orden en la vía al formar parte de la motorizada.

Pero no te sorprendas, ya muchas fungen como directivos en la Agricultura con grandes resultados, además forman parte de proyectos como el de Innovación Agropecuaria Local (PIAL), donde su protagonismo las ha llevado a trasladar sus experiencias a eventos internacionales. Además en sectores como la Ciencia, la Salud, la Educación, también destacan y hasta son mayoría.

Cuando de su integración a las organizaciones de masas se trata hay mucho que decir porque en ellas brillan por su participación activa; aun cuando todavía algunos erróneamente le cataloguen como el sexo débil, lo real es que son el pilar fundamental en un núcleo familiar, y de ese amor, entrega y compromiso por los suyos se multiplica esa sensibilidad y capacidad para enfrentar los problemas sociales en la comunidad. Sencillamente las cubanas a diario escriben hermosas páginas donde su altruismo da cuenta de su fortaleza.

La mujer ese ser bello y sensible puede convertirse en una tenaz pantera y así lo demuestra también la rama del deporte donde en cada uno de los eventos competitivos entregan su mayor esfuerzo para llevar a la cúspide a Cuba.

Es su hacer, su presencia vital en cada obra, los resultados que avalan su talento y perseverancia los que me llevan hasta un pensamiento de José Martí que asevera: “Toda mujer debiera llamarse Maravilla”.

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