La pasión que hace a un hombre grande

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Lo conocí en ocasión de Activo Juvenil de la Asociación Nacional de Agricultores  pequeños en San José de las Lajas que tuvo lugar en la Cooperativa de Crédito  y Servicio 13 de Marzo  de esta localidad.

Joven, muy joven me pareció  Yasmani Rodríguez Verdecia cuando más de una mano lo señaló como uno de los trabajadores destacados del sector cooperativo y campesino. Vestido entonces como cualquier coterráneo de su edad, no podía imaginarlo en una labor tan dura como el trabajo agrícola y ganadero.

 Me dispuse a conversar con él, a intercambiar sobre su hacer, ese que muchos reconocían como notorio. Accedió con gusto y por las cambiantes formas en su rostro reconocí la timidez de alguien que en seguida dejó ver que más que un hombrecillo de palabras, como se me antoja decirle, era uno de hechos.

Mientras sus mejillas se encendían, me comentó que nació  en la finca “ La Elena”, donde pasó toda su infancia y el lugar donde vio a su padre trabajar con el ganado y aprendió a manipular a estos animales; luego comenzó estudios de Técnico Medio en Veterinaria que interrumpió porque añoraba desesperadamente trabajar en el campo, “hoy me arrepiento”, me dice, “pero muy pronto voy a volver a estudiar, hace falta estudiar para poder producir más y ahora hay cosas nuevas que tengo que aprender para que la finca salga adelante”.

Convencido desde su poca experiencia que mucho aportan también en la agricultura y la ganadería el saber y la ciencia,me propone recorrer el lugar y mostrarme los resultados de los diferentes programas de desarrollo ganaderos en su cooperativa, visibles en aquella área y de los que se siente orgulloso.

Para enrumbar  la travesía me extiende la mano a la par que se antepone a cualquier obstáculo a mi paso y sonríe mientras me muestra la salud de un ternero o explica que tipo de alimento consume el ganado; lo veo crecer ante tanta suspicacia para acariciar más que alejar los animales, curiosos y atrevidos que se nos acercaban, y hablar del valor proteico de un pasto o de algún suplemento alimenticio.

Asiente que le haga una foto y busca que el fondo revele su presencia en el campo más que en el círculo social donde los jóvenes militantes de la ANAP discutirían con fuerzas sus preocupaciones y propondrían más tarde soluciones “pa echar palante el trabajo”, como les escuché en varias  de sus intervenciones decir.

Y con la sentencia:“los animales, la tierra, las plantas y los ríos son mi vida”, sella nuestra conversación, mostrando la pasión por el campo que se revierte en la faena diaria de quien desea  vivir su primavera, allí donde el horizonte muestra el inicio y fin de la jornada cada día.

 

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