Fidel Castro Ruz poseía en su ser la incondicional virtud de los que jamás niegan su legado al destino y su sangre a la libertad.
El líder de la Revolución Cubana nos guió por el sendero correcto, sin dejarse dominar por las dificultades, por lo arriesgado de la lucha, por su integridad invariable y resistente brío de progresar con tal valentía sin igual, como luz de América en una revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes.
Tenía visión del futuro y logró guiar a las generaciones de cubanos en su patria, quienes confían en que un mundo mejor es posible. Desde su autodefensa La Historia me absolverá, perfiló el programa del Moncada que vio la luz el primero de enero de 1959.
Con el legado de Fidel siempre habrá Revolución, con los pobres de esta tierra, la victoria en erigir un mundo nuevo, donde no caben la falsedad, ni la desigualdad social.
Su ejemplo nos custodiará siempre, mostrando el camino correcto a seguir, para que la justicia sea un arma de agudo filo contra la maldad.
